Recuerdo el salto que di la primera vez que tuve que colocarme cerca de ellas en un mercado. Vivas, peludas, enormes. Me moría de miedo. Apenas podía dirigirme a la cámara sin sentir un picor en la espalda. Creía que saltarían sobre mí. Unas horas después empecé a acercarme. A la mañana siguiente ya quería cogerlas. Pekín Express también nos da la oportunidad de enfrentarnos a nuestros miedos. Y vencerlos.