¿Qué otra gran aventura puede regalarte el siguiente plan: día de trekking hasta el campamento base del Annapurna a 3.400 metros de altura, noche y cena en el campamento, y al día siguiente, vuelo en helicóptero a las cimas y aterrizaje en un partido de polo a lomos de elefante? Estoy preparando el post La ruta os espera para este miércoles pero quería avanzaros esta reflexión porque ese día y medio es el ejemplo que pongo siempre a los que me preguntan por el viaje. Es perfecto para hacer entender lo impresionante que es vivir La Ruta del Himalaya. He conservado hasta hoy un vídeo que me preparó Eva, la directora del programa, con momentos inéditos de mi paso por el programa. En ellos, veréis cómo jugábamos con los niños mientras caía el sol sobre el techo del mundo, cómo disfruté y perdí el equilibrio a lomos de Samsher Gaj, mi maravilloso elefante, cómo disfrutamos en China, en India, en cada rincón de este viaje que, según pasa el tiempo, parece un sueño que un día tuve. Me emociona recordarlo. Más aún cuando me esfuerzo en afianzar en mi mente que por muy increíble que parezca, fue real.