La Ruta: Pingyao
Como cada semana, Mariano, el subdirector del programa, me ayuda a daros algunos datos sobre la ruta por si algún día podéis viajar a estas ciudades. Aporto algunas fotos de viaje de los que tuvimos la suerte de estar allí para que disfrutéis de estos preciosos lugares.
- Pyngyao es la ciudad amurallada mejor conservada de China, una reliquia medieval intacta desde hace siglos que gracias a sus farolillos rojos, muros grises y gentes tranquilas que toman el sol en las puertas de sus casas se revela como una estampa única que pareciera congelada en el tiempo.
Una de las principales atracciones de la ciudad es su muralla de 10 metros de alto, 6 kilómetros de circunferencia y 72 torres de vigilancia; también merece la pena ahondar en su rico pasado comercial visitando las antiguas casas de cambio y primitivos bancos donde en el siglo XVIII nacieron los primeros cheques y letras de cambio chinas.
En estas fotos podéis conocer a algunos de mis compis de Pekín, españoles y belgas( de arriba abajo): Marijin( técnico de sonido);Steven, Frank, Loui,( trío belga amigo de la diversión); Mariano, Macu, Eva, Chiara( producción) e Ivan ( en un local de pingyao con bandera española); Paco(cámara) conmigo y con Eva(la dire); de nuevo Mariano(subdirector) y Eva; antes del juego con Gonzalo y Paula; Eva y las Cristinas( redactoras);Gonzalo, Jesús y Paula ( operadores de cámara); lo mismo pero se suman: Mary, Ivan ( realizador) y Gonzalo( operador de cámara); Marta ( redactora al sol).
LAS CATAS DE ANTONIO Y GONZALO
Atención a estos dos sujetos: Antonio y Gonzalo. Esta foto es inmediatamente posterior a una de sus confesiones más inesperadas. Sus extrañas catas en la ruta. Estas son las anotaciones que tomé en Pingyao después de conocer su particular experimentación personal.
“Uno de los grandes descubrimientos del viaje es una fruta llamada Sun Jiao. Se vende en puestos callejeros. Está tan rica…Tiene una carne dulce y algo ácida alrededor de unas pepitas.
Las hemos comprado junto a unas nueces extrañas, con cáscara lisa y redondeada. La mezcla es increíblemente sabrosa. Gracias a los tenderos que siempre nos cuidan. Menos mal, porque el redactor, Antonio Montero y su operador de cámara Gonzalo, decidieron experimentar ayer por la mañana los efectos digestivos de la desobediencia. Pararon en un puesto callejero y compraron un guiso que contenía prácticamente todo lo prohibido por nuestro médico. Verduras lavadas con quién sabe qué agua ( no cocinadas), una salsa desconocida, un queso con mala pinta y algo parecido al cilantro. Sincronizaron sus relojes. Eran las siete y media de la mañana. Se comieron las raciones en unas bolsas de plástico. Valientes y temerarios conejillos de indias. La prueba consistía en saber cuánto tiempo tardarían en tener que salir pitando al baño. Antonio, un día después, y plenamente orgulloso me dice: “ Somos inmunes a las comidas locales. Desde esa comida perfectas. Ni cagalera, ni na” Esto nos lo cuentan almorzando en Pyngyao, una vez terminado el juego de inmunidad. Antonio y Gonzalo se pasan comida con los palillos y todos, muertos de la risa, aplaudimos…”
“…En esa comida, nos enteramos de otra pequeña historia de las que quedarán en la memoria de la carrera. Antonio es un andaluz maravilloso, look latin lover y una gracia impagable en momentos de bajón grupal. Hace unos días, les preguntó a unos chinos que pilló en cualquier punto de la ruta cómo se decía en chino: “Estoy muy bueno”. Les pidió la traducción de I am a handsome man. No tengo teclado chino pero fonéticamente y aunque me faltan signos, sería algo así Wo hen Shuài. Pero los chinos le dieron otra respuesta. Le dijeron que utilizara la expresión Wo Shi Da Sha Gua, que realmente quiere decir I am a foolish man, o Soy más tonto que tonto. En mi diario aún tengo la anotación real de la traductora. Le engañaron y le enseñaron la frase cambiada. Antonio se ha tirado dos días gritando por China que es un completo idiota. Claro, los locales se partían a su paso. Nuestros traductores, también a carcajadas, le han sacado del engaño en esta comida delante de todos nosotros. Otro de los momentos más divertidos del viaje. Hay tantos.
Minutos después, recostada sobre un muro de ladrillo donde pega el sol, sonrío al oír a lo lejos la voz de Antonio. Desde algún patio de esta casa china grita buscando a su pareja de aventureros. Hoy, Carmela y Antonio. Y les increpa: “Dejad de fumar, hombre, que fumar relaja”. Quien se relaje no terminará Pekín Express.”
Macu, la jefa de producción, ha vivido hoy un momento único. Ha visto a unos turistas haciendo fotos en la distancia de la bandera de Pekín Express. Se ha acercado a ellos pensando que eran españoles. Pero eran franceses. Estaban allí, en ese pueblo perdido, porque habían visto el programa en la edición francesa y estaban haciendo la ruta. Los primeros turistas que conocemos siguiendo los pasos de Pekín Express.