Ralf Weigand, consejero delegado para España y Portugal de Tradeshift: “Todo es cuestión de querer tener tiempo; es cuestión de actitud”
Ralf Weigand nació en un pueblo de la Selva Negra, cerca de Stuttgart. Allí inició sus estudios en empresariales, pero gracias a una beca Erasmus pasó un año en España, en la universidad de Alcalá de Henares, donde conoció a la que ahora es su mujer, de origen italiano. Así que cuando en 2001, tras haber trabajado en Oracle, otra empresa le ofreció un puesto en el país que eligiera, Weigand escogió España, y desde entonces vive en Madrid. Ralf Weigand ha trabajado en empresas grandes, como SAP, pero lo que le gusta es el mundo de las start ups: “Da más flexibilidad y puedes aprender más cosas”, asegura. Por eso se fue a Tradeshift cuando se lo ofrecieron hace poco más de un año. Tradeshift es una empresa danesa fundada en 2010 que se ha movido a Estados Unidos para tener mejor acceso a fondos y al talento, según nos dice Weigand. En Europa, donde más crece es en Francia; allí llevan cuatro años. Empezaron con dos personas y ahora son más de treinta, y lo más destacable, con más de treinta clientes importantes: Air France KLM, L'Oreal, Veolia…En España y Portugal pretenden que pase algo similar.
En esta parte de la entrevista Ralf Weigand nos explica que, como empresa de software, Tradeshift tiene su plataforma que se desarrolla en Dinamarca, Estados Unidos, Rumanía y China: “Aquí en España somos una representación más bien comercial y de marketing, pero el producto y el desarrollo se hace en esos cuatro países”, aclara. Y lo que hacen en concreto es ofrecer servicios b2b (empresa a empresa) desde la compra hasta el pago; hacen lo que se conoce como la transformación digital: “Ayudamos al proceso de transformación digital entre la empresa y todos sus proveedores, damos una conexión digital al final del día y en lugar de hacer las cosas manualmente a base de papel, lo hacemos todo electrónicamente y automatizado, y donde hay muchas personas dando a una tecla y firmando papeles nosotros lo damos todo automatizado sin que nadie tenga que intervenir, de forma que todo es más ágil y eficiente” .
Weigand nos habla de un informe del World Economic Forum publicado recientemente en el que se habla de los cambios que se avecinan en el mundo del trabajo: si hoy en día el 75% del trabajo se hace con personas y el resto con robots o con algoritmos, en 2025 las personas harán solo el 48%, un cambio radical que hará que desaparezcan 75 millones de empleos a base de mejoras y eficiencias. A cambio, se crearán 133 millones de empleos, pero con otro tipo de perfil: desarrolladores, analistas de datos, marketing… Pues bien, Weigand nos dice que ellos lo que hacen es automatizar ese trabajo que aporta poco valor en una empresa para refocalizar los recursos hacia trabajos de más valor.
El software de Tradeshift está basado en una plataforma abierta. Trabajan con partners que pueden dar su software a través de esta plataforma a los clientes, así se atrae mucha innovación; es un sistema muy flexible que permite al cliente tener lo que necesita en cada momento: un sistema muy beneficioso para todos, también para los partners, dice Weigand. Pero la base del éxito de Tradeshift, asegura su responsable en España, es su red b2b, que ya cuenta con un millón y medio de empresas: “Es como Linkedin -explica- tú te das de alta como empresa y partir de ahí contactas con las demás con una invitación, y como en un market place te comunicas”. Por ejemplo, con Danone han creado un market place privado: Danone, el mayor comprador de fresa del mundo, compra a productores y consigue el mejor precio posible, luego la vende a sus proveedores y el proveedor puede vender más barato a Danone: “Danone gana dos veces”, dice Weigand, “y tiene el control de la calidad y de todo”
Sobre los planes de la empresa, valorada en 1.100 millones de dólares, en dos o tres años planea salir a bolsa y en un año espera duplicar su plantilla, que pasará de 750 a 1.500 empleados.
Ralf Weigand busca la eficiencia también en su vida personal, y por eso asegura que saca tiempo suficiente para estar con su familia porque “todo es cuestión de querer tener tiempo, es cuestión de actitud”, asegura. “Ese estrés te lo pones tú y el tiempo también”. En el que tiene libre le gusta el deporte: la bici y los caballos, pero sin competir, solo para disfrutar de la naturaleza, porque con el deporte busca hallar el equilibrio al estrés del trabajo.