¿Cómo puede una pequeña empresa sevillana convertirse, en tan sólo una década, en un referente mundial? Adrián Ortiz, consejero delegado de Xtraice, nos lo ha contado en esta interesante entrevista, en la que además nos ha transmitido los valores que debe tener un emprendedor: ilusión por su proyecto y afán de superación.
Todo empezó en 2003. Adrián y su socio viajaron hasta EEUU para asistir a una prestigiosa feria internacional, donde conocieron las pistas de hielo que fabricaba una compañía canadiense. Debido al nicho de mercado existente, decidieron comprar su producto y distribuirlo en España y Portugal, llegando incluso a instalar su primera pista en su Sevilla natal. Sin embargo, la instalación fue “un desastre”, ya que la pista se dilataba debido a los grandes cambios de temperatura que se vivían en la ciudad. Por ello, le propusieron mejoras a su distribuidor, que llevaba siendo el líder del mercado durante los últimos 25 años, y éste las rechazó. “El líder estaba dormido y además no quería despertar”. Por ello, decidieron caminar por sí mismos, crear Xtraice, contactar con expertos e inversores y apostar por la innovación y mejora de su producto.
Como resultado de todo este proceso, crearon unas innovadoras pistas de hielo sintético y ecológico, que supusieron no sólo una gran ventaja medioambiental, sino también un ahorro de costes muy importante. De hecho, tal y como comenta Adrián Ortiz, “una pista de agua congelada consume unos 30.000 euros al mes sólo en electricidad”, frente al coste cero del mantenimiento de las pistas de hielo Xtraice. Por esta mejora competitiva, y por su calidad, varias empresas internacionales confiaron en su producto, entre ellas la prestigiosa Disney, cuyo acuerdo mutuo marcó un antes y un después en el desarrollo de la compañía.
El resto de su historia sigue estando repleta de ilusión, superación y grandes logros empresariales. Os invito a conocerla porque merece muchísimo la pena.