Miguel Gil: “Una casa pintada con Airlite es como si vivieras en un bosque”
Entrevistamos al fundador de Airlite, Massimo Bernardoni y al responsable en la empresa de la supervisión de proyectos en España, Miguel Gil.
Massimo Bernardoni, ingeniero químico, trabajó treinta años en una empresa familiar. Cuando decidió meterse a investigar para obtener un producto que fuera capaz de purificar el aire se dio cuenta de que no podía seguir sus investigaciones allí y se lanzó a crear, con otros socios, Airlite.
“Una casa pintada con Airlite es como si vivieras en un bosque”, asegura Miguel Gil. Se trata, explica, de un producto en polvo que se aplica como una pintura, tanto en el interior como en el exterior y, en presencia de la luz, a través de un proceso fotocatalítico, el aire del entono al rozar las paredes pintadas se purifica. Y se purifica de contaminantes convencionales, como los gases que salen de los tubos de escape y de los biológicos, es decir, bacterias y virus.
Por eso se ha usado ya en hospitales, túneles, aeropuertos, escuelas,…en todo tipo de sitios.
En Airlite se encuentran con el problema de la poca concienciación con la calidad del aire. En general, hay preocupación por el medio ambiente pero a la hora de la verdad su experiencia es que falta conciencia y eso a pesar de que 400.000 personas mueren al año en Europa por la mala calidad del aire.
Miguel Gil nos habla de las cualidades de la pintura Airlite: es autolimpiable, no se ensucia y elimina olores. ¿El precio?: sí -reconoce Gil - es más cara pero tampoco mucho más y en términos relativos, como su duración es mucho mayor-asegura- no resulta más cara.
Massimo Bernardoni nos cuenta cómo ha crecido la empresa que, en año y medio, ha pasado de tener cuatro empleados a casi 20. Además, al principio no tenían una fábrica propia pero a día de hoy cuentan con su propia planta en Suiza y factura 50 millones de euros.
Bernardoni y Gil aseguran que la eficacia de su producto está totalmente contrastada: que además de estar certificada por prestigiosos laboratorios, se puede comprobar fácilmente. Cuentan para ello con una maqueta de una vivienda que pintan con Airlite y meten en una urna hermética, después introducen gases dañinos y los medidores comienzan a mostrar una alta contaminación. Pero cuando lo iluminan (y sirve tanto luz natural como artificial) comienza la función fotocatalítica y las mediciones rápidamente muestran niveles de contaminación en mínimos.
“Crear un producto no tóxico que va a mejorar, no ya la calidad de vida individual sino la del mundo”. Este es, según explica el fundador de Airlite, el objetivo de la empresa que trabaja siempre, asegura, por la “economía verde”. Ahora buscan también soluciones al plástico porque “está por todas partes y no sabemos qué hacer con él”.
En Airlite esperan que con el tiempo y mucha labor informativa, la gente acabe por confiar en su producto. Miguel Gil nos ofrece una imagen muy gráfica: las casas en las que vivimos están pintadas con pintura plástica y, en este sentido, esto es como estar dentro de una bolsa de plástico con ventanas. Si vives en una casa pintada con su producto, es como vivir dentro de un bosque que respira.