Juan de Antonio, fundador de Cabify, dirigió sus primeros pasos hacia la ingeniería porque “quería entender cómo funcionaba el mundo”. Y pensaba que eran las máquinas las que lo hacían funcionar. Pero se dio cuenta de que lo que movía el mundo eran las organizaciones así que cambió a la consultoría estratégica. Durante un máster en Estados Unidos, supo que lo quería hacer era “ensuciarse las manos, construir algo desde cero”. Y así se puso el germen de Cabify.
De Antonio quería reconciliar la gran ciudad con el mundo rural, hacer de las grandes ciudades lugares más habitables. Y por eso pensó en que lo mejor era pagar por el uso de los vehículos en vez de comprarlo. Pero la actividad en España era complicada en ese momento porque los VTC eran coches de alta gama, con un precio un 30% superior al de los taxis. Así que llevaron el negocio a varios países de Latinoamérica. Allí consiguieron un socio fuerte y consiguieron expandirse. Al tiempo en España, se abrió un proceso de liberalización, con más licencias de VTC. Eso les permitió regresar a nuestro país.
Las diferencias entre un taxi y un VTC son claras, dice de Antonio. Las tarifas del taxi, explica, las marca el taxímetro y de la estandarización del servicio se encarga cada ayuntamiento. Por su parte las tarifas y la estandarización de la VTC las marca la empresa. Desde la aplicación de Cabify se puede contratar un taxi, una VTC o una moto eléctrica. Pretendemos crear “un ecosistema de movilidad donde tu eligen que tiempo de vehículo quieres en cada momento”.
Cabify es una empresa española que fue capaz de atraer capital extranjero y después inversión española, lo que les ha permitido, dice de Antonio, estar presentes en trece países. Cabify tiene 1.500 trabajadores en las oficinas, 400 de ellos en España. Dice el fundador de la empresa que es personal muy calificado que antes tenía que salir de España para desarrollar su profesión. Además Cabify cuenta con más de 200 millones de conductores, cinco mil en España.
Para tratar de aclarar la dura competencia entre taxis y VTC el gobierno aprobó un decreto que deja en manos de autonomía y ayuntamientos las competencias. Un decreto que de Antonio dice que ha generado problemas donde no los había. Desde Cabify confían en el diálogo, en revisar lo plantado y en juntar a las partes y a través del entendimiento llegar a una solución real.
El futuro de Cabify pasa por la visión con la que creó la compañía: “que la tecnología no solo puede sino que debe tener un efecto transformador positivo en nuestra sociedad”. La misión de Cabify, dice de Antonio, es proporcionar una alternativa al vehículo particular que nos permitiera tener ese efecto transformador de las ciudades. La comunidad que ha construido Cabify le permite profundizar las soluciones que necesitan. D Antonio dice que 2la tecnología puede ayudar a cambiar las ciudades y la vida de los ciudadanos”.
Para de Antonio el éxito de Cabify es haber montado la empresa que querían, “algo que nos hiciera sentirnos orgullosos del efecto en la sociedad y hacerlo con la gente con la que estuviéramos felices trabajando”. Dice de Antonio que son conscientes de que aún les queda mucho trabajo por hacer para “conseguir ese efecto transformador de la sociedad”.
De Antonio dice que practica deporte, sobre todo, surf por salud mental. Se casó en enero y aún tiene pendiente la luna de miel. El último proyecto en el que le han embarcado: la maratón de Nueva York. Dice que lleva tres meses entrenando y lo que espera es poder acabarlo y “no sufrir mucho en el intento”.