Martín Berasategui, un "disfrutón" de la vida
Martín Berasategui nació y vivió empapándose en la cultura del Bodegón Alejandro en San Sebastian en “La universidad de los amigos”. Desde muy pequeño quiso ser cocinero a pesar del disgusto que dio en casa pero ahí comenzó “la mejor aventura de mi vida de la cual me alegro muchísimo de haber sido tan testarudo”.
“Era un chiflado como cocinero, el día de descanso dormía debajo de las escaleras para madrugar e ir a Francia a aprender pastelería, el rigor y la disciplina que aprendí en la pastelería me enseñó a traspasar el rigor a lo salado”.
En el mundo de la cocina la rivalidad así como el de la empresa es competitivo, “intento ser mejor cocinero que los demás pero hay que tener sentido común y esto es una competición sana”.
Martín se define como “transportista de felicidad”, consciente de pertenecer a un gremio que ha cambiado “el rumbo de la cocina” con inspiración en grandísimos cocineros como Arbelaiz, Arzac o Subijana con una A mayúscula de “Agradecimiento”.
“La innovación en el mundo de la cocina en esto últimos años ha sido vital para avanzar a pasos agigantados como lo ha hecho”, afirma Martín.
Siente que ”hay que hacer felices a los que vienen a comer, hay que alargar la vida disfrutando”.
Disfrutar hoy y ahora es una lección de vida para Martín y si es posible rodeado de gente mejor que uno mismo.
Le deseo como siempre a Martin, y a su gran equipo, el mayor de los éxitos.
El mismo Martín que de pequeño se perdía por las calles de su ciudad natal lleva de por vida “aquellos olores y sabores, aquellos ruidos de las cocinas de carbón, de las cazuelas, son las partituras de la música de mi vida”.