El infantil B del Barça conquistó la World Challenge Cup de Tokio al ganar 0-1 en la final ante el Omya. Sin embargo, pese a la victoria, el partido será recordado por otra cosa. Los jugadores dirigidos por Sergi Milà dieron una lección de humildad y fair play al mundo al consolar a sus rivales al término del encuentro. Los jugadores japoneses no pudieron parar de llorar y los culés les aplaudieron, les dieron ánimo y les abrazaron para intentar consolarles.
No es la primera vez que lo hacen ya que en la final del MIC ante el Real Madrid hicieron lo mismo con los jugadores merengues. Una gran lección que dio la vuelta al mundo y que es todo un ejemplo para el resto de equipos.