Todos los deportes generan afición en mayor o menor medida. Cualquier persona cuando ve un enfrentamiento deportivo tiende a apoyar moralmente a una de las partes. Con el paso del tiempo surgen los incondicionales, fieles a un jugador o equipo que se unen formando aficiones que siguen a sus ídolos allá donde compiten.
El deporte electrónico también ha generado este tipo de ídolos desde los inicios. Aquellos que con la épica han conseguido las victorias más sonadas son los que más fanáticos ganan. Y es gracias a estos movimientos de masas que muchas empresas han decidido apostar por los patrocinios personales. Es el caso de “Fatal1ty”, nick del norteamericano Jonathan Wendel que lanzó su propia línea de componentes electrónicos. Fatal1ty fue varias veces campeón de Quake 3 y otros juegos.
Mencionar aquí a todos los jugadores icónicos que ha generado el deporte electrónico nos llevaría mucho tiempo. Por ello en futuras entradas hablaremos de las leyendas mundiales y las que también han habido en nuestro país.
Al final, como en cualquier deporte, lo que cuentan son las victorias y las derrotas. Hemos visto jugadas increíbles, remontadas épicas, eliminatorias sorprendentes… pero al final lo que todo el mundo recordará es quién levanta la copa al terminar el día. Hay victorias merecidas que encumbran a los que las consiguen. Otras veces gana el jugador que emplea técnicas que disgustan al público pero son efectivas. Todos los matices de la diversidad del deporte están presentes en las competiciones de videojuegos.
Y no podríamos seguir sosteniendo la esencia deportiva si la derrota no fuese parte fundamental del desarrollo de un jugador. No hay tanta emoción cuando ganan siempre los mismos, pero sí cuando los favoritos sufren derrotas en el último segundo. Pero no es preocupante. Perder un partido es algo muy valioso de donde se pueden extraer lecciones. De hecho muchos jugadores asumen rápido la derrota y se lanzan a ver la repetición de su propio partido para aprender los puntos en los que debe mejorar.
Con esta tercera parte concluye la serie explicativa “¿Pueden los videojuegos ser un deporte?”. Quiero terminar explicando que si bien las competiciones de videojuegos se suelen denominar “deporte electrónico”, no es nuestra intención redefinir el deporte ni creer que somos el futuro de éste, ni mucho menos. Simplemente compartimos valores, entornos y cualidades como lo tienen otros espectáculos como los deportes de motor y otras actividades competitivas que requieren capacidades técnicas pero no tanto físicas como pueden ser por ejemplo el curling o el tiro deportivo.
Espero no solo haberos quitado algún prejuicio, sino haber creado una semilla de alguien que quiera disfrutar con nuestra competición o incluso convertirse en un campeón para el futuro. ¿Quién sabe?