El nuevo Call of Duty apuesta por el futuro
Tras recrear las guerras mundiales y saltar constantemente entre el futuro próximo y los conflictos de la actualidad, Call of Duty llega este año con un rollo mucho más futurista que cualquier otra entrega anterior. Se puede decir que por primera vez la saga CoD se adentra de lleno en la ciencia ficción. Nos traslada a la década de los 2050 en un conflicto que ya no enfrenta a naciones entre sí, sino que el nuevo adversario son las empresas privadas de seguridad.
Es aquí donde aparecen vehículos de guerra mastodónticos, mechas y trajes militares con funciones especiales. Por supuesto tampoco puede faltar la evolución en el armamento de infantería con granadas autoguiadas, láseres y detectores de enemigos. Toda una declaración de intenciones por parte de Sledgehammer, que han querido hacer borrón y cuenta nueva con todo lo visto anteriormente en la saga. Por algo es su primer CoD.
Llevando ya el juego al plano competitivo nos preguntamos hasta qué punto todas estas nuevas características serán admitidas por jugadores y competiciones. Si bien con cada nueva entrega hay muchas armas y ventajas que directamente son prohibidas por reglamento, es de recibo reconocer que en los dos últimos años hemos visto una clara evolución en los shooters clásicos hacia una mayor variedad en el juego. Me explico.
Hasta ahora un shooter en primera persona, también llamado FPS (First Person Shooter), consistía básicamente en combinar el movimiento de nuestro personaje con la capacidad de apuntar y disparar rápidamente el arma hacia los enemigos. Los movimientos son principalmente horizontales con algún salto puntual, y el apuntado también suele realizarse en el mismo plano que el jugador con algunas situaciones que pueden situar al enemigo a una cierta elevación.
Con este nuevo Call of Duty Advanced Warfare se confirma la evolución de los FPS hacia algo más encaminado a los juegos de skills, o habilidades. Hasta ahora alguna habilidad nos resultaba útil puntualmente. Por ejemplo tirar una granada, cubrirnos tras un obstáculo o colocar una mina. Ahora tendremos la capacidad de flotar brevemente con un jetpack o saltar varios metros rápidamente. Algunas granadas y otros explosivos serán capaces de realizar fuego de cobertura o autodirigirse hacia el objetivo. Y no podemos olvidar que pueden volver las rachas de bajas con las que podamos, por ejemplo, lanzar un ataque aéreo a cualquier parte del mapa.
Este mismo caso de transformación hacia el mayor protagonismo de las habilidades, además del disparo, lo hemos visto en otros títulos recientes y futuros como Titanfall o Destiny. ¿Acaso nos hemos aburrido de simplemente disparar y movernos por el mapa? Es posible que no del todo, pero evolucionar hacia algo más variado y vistoso puede ser positivo y este nuevo CoD apuesta por ello.
Casos como el movimiento mejorado, con posibilidad de escalar a lugares elevados. Elementos como las granadas multifuncionales y demás parafernalia serán analizados concienzudamente por la comunidad competitiva. En mi opinión las mejoras del movimiento pueden ser viables, incluso muy vistosas para el público. Añadir el componente vertical a un juego de equipo puede añadir múltiples variables tácticas con las que hasta ahora no contábamos.
Las “granadas mágicas” tendrán que verse con calma para averiguar si hace falta lanzarlas en un momento clave para que sean efectivas o si por el contrario siempre son una ventaja sin importar las circunstancias. Es evidente que aún queda mucho para definir las reglas competitivas para el nuevo CoD, pero lo que está fuera de toda duda es que va a suponer la mayor evolución de los últimos años en el rey de los shooters multijugador de consola.