Jugar en la LCS te cambia la vida
Esta semana arranca en Berlín la League Championship Series (LCS), la ‘Champions’ de League of Legends. Los diez mejores equipos europeos se juegan el triunfo en la competición de videojuegos más seguida del mundo.
Si eres habitual de este blog habrás leído sobre el estado actual del deporte electrónico y su escaso desarrollo en algunos campos. En el caso de la LCS muchas de las carencias desaparecen, siendo así el espejo de lo que estas ligas pueden llegar a ser en el futuro. Su característica fundamental es la remuneración a los jugadores. Gracias a esto se garantiza el compromiso y la estabilidad de todos los equipos en pos del espectáculo.
Gracias a estos ingresos, los jugadores pueden dedicarse plenamente al entrenamiento y convertir así el hecho de jugar al LoL en algo profesional. Es el caso del equipo español de Giants. Con una situación difícil en nuestro país, a estos jugadores se les presenta la oportunidad de mudarse a Berlín unos meses sin otra obligación que la de ser competitivos en un videojuego.
No es algo nuevo, la LCS lleva más de un año con este sistema y ha demostrado que el espectáculo deportivo es una gran acción de márketing con la que consigue atraer cada vez más jugadores a League of Legends. Puede ser por aspiracionalidad, la posibilidad de jugar en esta liga llama la atención de muchas personas, pero es innegable el hecho de que estar viendo competiciones de LoL anima a echarse una partida.
Pongámonos en la situación de que consigues clasificarte para la LCS. Te irás a vivir a Berlín, a una casa compartida con tu equipo (suelen ser pisos o chalets de buenas dimensiones y a las afueras de la ciudad) y tu rutina consistirá en entrenar, relacionarte con tus fans en redes sociales y eventos publicitarios, ir a los estudios de grabación a jugar los partidos oficiales y divertirte en una de las ciudades más animadas de Europa.
Desde luego suena fabuloso, teniendo en cuenta además que muchos de ellos son capaces de volver con unos ahorros tras esta aventura. Un sueño que pocos pueden cumplir y pero que sin duda cambia, al menos durante unos meses, la vida de esa persona.