La del videojuego es una industria creciente. Ya lo hemos leído y escuchado con mucha frecuencia últimamente. “Los videojuegos venden más que cine y música juntos”. Titulares quizá imprecisos, pero es cierto que esta industria está fuerte y tiene cualidades para continuar así mucho tiempo. El secreto está en la relación que existe entre el creador y el jugador. Al jugar a un videojuego estamos experimentando sensaciones igual que con una canción o una película, pero en ellos no podemos intervenir en el desarrollo de la pieza ni de la escena. Con los videojuegos se abre un nuevo espectro artístico en el que el entretenimiento tiene a un protagonista controlado por el propio consumidor.
Es gracias a esto que se crea una relación bidireccional con el jugador. El creador propone un puzzle y un objetivo, y proporciona unas mecánicas para conseguirlo. Cuando llega la hora de la crítica se suele poder sacar una conclusión generalizada de los puntos fuertes y los débiles, y así puede mejorarse la siguiente entrega del título. Puede parecer similar al resto de industrias del entretenimiento, pero la diferencia es que los videojuegos están empezando a ser jugados por el público en fases de desarrollo. Es como si un músico lanzase una primera versión de su disco y esperase a ver las reacciones para los arreglos del álbum final.
Las betas, que es como se llama esta forma de lanzar un videojuego en fase previa, son ya el plato de cada día. Algunas de ellas disfrazan lo que hace poco tiempo se conocía como demo, pero muchas otras muestran un claro aspecto de trabajo no terminado y a la espera de los últimos arreglos importantes. Hasta ahora este formato de lanzamiento se utilizaba en proyectos pequeños o desarrollos de aficionados, pero actualmente grandes compañías también apuestan por poder estar a tiempo de corregir sus errores antes de que se lance el juego a las tiendas.
Casos de éxito como Riot Games con League of Legends, que desde su fase beta ha escuchado a los jugadores ávidamente e incluye con frecuencia las sugerencias que les parecen oportunas. No han sido los únicos ni los primeros, pero aún hoy son de los mejores en este aspecto. Blizzard es otro caso, que es capaz de conseguir un balance fantástico en cada uno de sus juegos. No son perfectos, pero también son los mejores en esto gracias al feedback que reciben a diario de sus propios jugadores.
Y desde hace unos pocos años, muchos creadores también han comprendido que no existe nadie mejor que los jugadores competitivos para encontrar las virtudes y defectos de sus propios juegos. Algunos jugadores de la liga americana están colaborando en el modo multijugador del nuevo Call of Duty. La participación de algunas glorias del Counter Strike en el desarrollo de CSGO ha hecho de éste uno de los mejores shooters jamás creados, de nuevo. Y por último son los ratios de las competiciones los que se utilizan para balancear la potencia de las diferentes razas de Starcraft.
Esa peculiaridad de los videojuegos es la que permite que exista un vínculo y una mayor fidelidad del jugador a una saga. Ahora además se tiene la opción de añadir experiencias que aporten diferentes opiniones sobre lo que encontrará el consumidor final. Si alguna vez tienes la suerte de que te inviten a una de estas betas, primero sé consciente que el trabajo está sin terminar y puede haber errores o cosas que te molesten, pero es normal en esta fase tan temprana. Aporta tu visión al desarrollador y al final todos podremos disfrutar de juegos más divertidos y mejor terminados.