¿Cómo han evolucionado los patrocinios personales en los eSports?
Seguro que muchos pensarán que la imagen de un 'deportista' de los videojuegos no debe ser demasiado atractiva. Es lógico que las comparaciones puedan ser odiosas, si tomamos los cánones de las estrellas futbolísticas, por ejemplo. Sin embargo los valores son universales y es en este punto donde existe un espacio apto para la publicidad.
El primer gran patrocinio personal de los eSports se adjudicó a Jonathan Wendel, un genio absoluto en una de las disciplinas más complicadas: los shooters jugados uno contra uno. En Quake 3 fue su gran presentación, especialmente en el año 2000 cuando consiguió ganar unos 75.000 dólares tras resultar ganador en varias competiciones de máximo nivel. Un logro de esta magnitud, considerando que han pasado 15 años, convirtieron a ‘Fatal1ty’ en el primer jugador profesional de videojuegos en occidente.
Inició aquí su camino que aún le tendría reservados numerosos éxitos deportivos, pero que también supuso la fundación de su marca personal. En asociación con una multinacional de la electrónica Creative se lanzaron numerosos productos con la denominación comercial de Wendel. Leer ‘Fatal1ty’ en la caja de estos componentes implicaba electrónica de máxima tecnología adaptada a las necesidades de los videojugadores y también, por qué no decirlo, en la franja premium de su categoría.
¿Justificaba el precio de estos componentes su calidad? Para algunos era suficiente la mera implicación de la empresa con los deportes electrónicos lo que les acercaba al producto. Otros ignoraban por completo la historia tras el nombre, pero vieron componentes de buena tecnología con una imagen atractiva. Al final el éxito comercial quedó demostrado en la que fue la primera gran acción publicitaria personal en el mundo de los eSports y a la que se sumó Asrok.
Hace unos días conocíamos la última acción publicitaria de la mano de Red Bull. Enrique Cedeño, ‘xPeke’, el español que más triunfos ha recogido en League of Legends, es ahora imagen de esta bebida de la misma manera que lo son miles de deportistas y aventureros. Enrique ha sabido cuidar extremadamente su imagen personal, desprendiendo simpatía en cada intervención y mostrando siempre un aspecto de persona saludable y feliz con su vida. Sin olvidar los valores familiares, con una madre que también se ha adaptado a las redes para apoyar a su retoño.
No es el primer español en conseguir algo así y probablemente no sea el último, pero no olvidemos que los patrocinios personales en el deporte electrónico llevan casi 15 años entre nosotros y cada vez son marcas de corte más general las que se interesan por patrocinar a quien todavía muchos pensarán que no es alguien de especial interés.