Existen trabajos universitarios de primer nivel, tesis doctorales incluso, sobre ‘Cuarto Milenio’ y es muy interesante porque se preguntan los estudiosos la fórmula, por qué este programa se ha mantenido tanto tiempo en antena, qué hay de fondo, qué elementos de comunicación conectan con ustedes y nos permiten estar tanto tiempo dándoles la paliza o contándoles cosas asombrosas y mágicas en ocasiones.
En una entrevista reciente, yo respondía que el que es curioso, yo creo que es curioso para toda la vida, no se jubila uno de ser curioso jamás. No por necesidad profesional, sino por necesidad personal de aprender nuevas cosas. La sensación del aprendizaje es algo difícil de igualar, la sensación de aprender por el enriquecimiento personal que supone comprender cosas que antes desconocías.
En un reciente programa de ‘Universo Iker’ sobre conspiraciones, me di cuenta que el tema de la conspiración, cuando es española, genera esa chispa del interés. En el programa de esta semana, hemos seguido explorando, sin ningún miedo, a los tabúes. Nada da más reparo que investigar las conspiraciones de un país recientes. En 1984, San Sebastián era la ciudad con más heroinómanos del mundo. En 1984, San Sebastián, en porcentaje, estaba por encima de Londres o de Nueva York. En 1984, sin porcentaje, sino en número total, España era el lugar donde más bancos se atracaban en el mundo. ¿A que esto no se cuenta mucho? Son estadísticas y números que pasan ahí. La conspiración de la heroína en España. Existe una corriente muy interesante que dice que alguien introdujo la heroína en España con la motivación principal de desactivar a una juventud especialmente revoltosa y que en ciudades muy marcadas e industriales, por ejemplo en la cornisa cantábrica, estaban empezando a poder ser complicadas para el sistema. Esto no lo digo yo, sino los que se han metido en esta conspiración, que no es casual.
Investigando en esto, y desde esa lejanía de aprender el tema como un investigador, me he encontrado con versiones, a un lado y a otro, apasionantes. Se repite, en Asturias, en Huelva, en Cataluña, llegan unos individuos que no son exactamente traficantes y que enganchan con fuerza. Vuelve a incrementarse el consumo, y muchos lo relacionan con la época de grandes crisis. Los seguidores de esta conspiración que a ustedes no les cuenta nadie, es que como ha ocurrido en otros lugares de la historia, las autoridades, los que manejan, saben muy bien como “dominar a los pueblos” con el alcohol y la droga. Son tremendos los estudios que existen sobre cómo se ha diezmado la población local de muchas etnias concretas y como desde la inteligencia de algunas agencias de algunos estamentos militares, decían que a estas personas las neutralizamos con una cosa muy sencilla, rompemos todo su esquema vital, las únicas drogas que consumen son de tipo chamánico, es decir, tiene un sentido ritual, y la suplantamos por un sentido absolutamente consumista y que además los deja laminados. Muchas culturas están absolutamente enganchadas al alcohol, olvidados completamente de los recuerdos de sus viejísimas tradiciones ancestrales que daban un sentido a la vida que ya no existe. El número de suicidios entre los esquimales, que han acudido al alcohol, que llegó determinado día, ¿es pura naturaleza humana o es que hay conspiraciones de verdad?
El tema en España es tremendo. Se habla de toda una generación perdida. Hay investigadores que dicen que no, que hay una leyenda urbana sobre esta conspiración en España, que ocurría en todo el mundo y que en España también, que no fueron tantos los casos pero sí que hubo un eco impresionante. Lo que ha quedado hoy, 30 años después, es que extraños agentes, de algún tipo de corporación, tenía un interés muy claro en desactivar a la juventud y bloquearla. Otros dicen que fue la propia juventud la que accedió por ahí y que se generó en España un caldo de cultivo de inseguridad y de, al mismo tiempo, ningún tipo de conexión con reivindicaciones políticas o sociales, porque una gran parte de esa juventud estaba ya dominada por un elemento poderosísimo que es la droga.
El conspiranoico busca en el fondo sentido, es decir, hasta para lo más malo hay alguien que está en el mando. Hay otra vertiente que dice que no hay conspiración, que el mundo va sin timón, y eso da quizás más miedo. ¿Usted con cuál se queda? ¿Hay personas que manejan o el mundo va sin rumbo?