Fin de trayecto. Llegamos a la última semana de esta temporada. Quiero agradecerles toda su atención, todo su apoyo, toda su fidelidad. Aquí tengo una de las cuatro tesis doctorales que se ha aprobado en las diferentes universidades españolas sobre nuestro programa este año. ¿Saben cuál era en esas tesis el argumento? Me ha parecido sorprendente. El argumento, el estudio profundo de tesis de ‘Cuarto Milenio’ era por qué el programa llevaba once temporadas. Nunca hubiera imaginado que esto sería materia de estudio.
Es un bonito detalle, un broche para mí, de verdad, y para todo el equipo muy interesante. Los temas de un programa, que podría ser clasificado con el cliché de lo sobrenatural acaban siendo, muchos años después, material de estudio universitario de Ciencias de la Información y la Imagen. Es un recorrido que nos llena de orgullo.
Han cambiado muchas cosas desde el primer programa. Yo he procurado ser siempre muy libre, tengo que decirlo y quiero agradecer a esta casa, a Mediaset, y hay que decirlo, que jamás se han metido en los conceptos sobre qué voy a decir o qué no voy a decir. Hemos gozado de una libertad que sólo cuando la disfrutas no la valoras tanto. A lo mejor hemos podido contar cosas que son difíciles de contar. Y en esta mesa, seguramente habré metido varias veces la pata, contado cosas que luego han salido en un montón de medios, he mostrado mi indignación, pero he intentado ser yo mismo y me he brindado la oportunidad de ser sincero.
Hemos aguantado aquí tanto tiempo gracias a ustedes, ustedes nos han puesto ahí cada domingo, y lo hemos hecho creyendo que la televisión no sirve para asustar, de verdad, aunque algunos temas asusten, nuestra misión aquí no es asustar, más bien tiene que ver con la luz, arrojar datos, cosas curiosas que a veces no se cuentan en otros sitios para que ustedes sean los investigadores en su casa.
Ha sido el año de la Exposición de ‘Cuarto Milenio’, ha sido el año del premio Ondas y de la Antena de Oro, que es como si el gran sistema aceptase que esto es un programa periodístico, algo que nosotros no teníamos ganado porque resulta que éramos los del misterio. En fin, yo creo que es para estar muy satisfecho. Pero todo esto es por ustedes.
Seguramente, la pata más frágil sea ese final donde yo he hecho muchas reflexiones y que sí que me ha impresionado una cosa. Aun siendo a altas horas de la madrugada, en esta franja final mi sensación es que ha cobrado, no quiero decir importancia porque entonces yo ya no sería espontáneo y esto sería una especie de guion, y este espacio de libertad me ha dado mucho eco y he tenido muchos feedback de personas que estaban de acuerdo y de personas que estaban en desacuerdo, que es tan importante como estar de acuerdo.
Sólo les quiero decir que muchísimas gracias, no podemos sentirnos más orgullosos de la audiencia que tenemos. No hacemos televisión para ustedes porque sí, sino porque requieren de nosotros la máxima implicación. Y son ya once temporadas, ¿seguiremos aguantando? Yo creo que depende mucho de ustedes, de su apoyo, de su afecto, de la sensación que tienen de que merece la pena pasar dos horas con nosotros e informarse de cuestiones distintas. Creemos en la esperanza de un mundo mejor y que la televisión sea una pieza para sentir emoción por la investigación, por la búsqueda. Si podemos contribuir a eso, qué mayor tesoro. Ningún premio puede superar haber despertado, haber abierto mínimamente la ventanita de muchas personas que, pasándolo mal, han sabido que hay un mundo entero de cosas maravillosas por descubrir. Créanme, después de once años nos damos cuenta de que no es cualquier misión, ustedes nos han puesto en un plano que no es habitual, uno de los programas más longevos de la historia de la televisión, pero no de cualquier forma, sino creyendo en lo que hacemos, y eso es un premio que ustedes nos han dado. Muchas gracias. Si el padre cósmico quiere, estaremos aquí después del verano. Y si no volviésemos, les voy a decir una cosa: ha merecido mucho la pena. ¿Saben por qué? Porque hemos creado mucha semilla de investigación, muchos jóvenes y mayores investigadores, muchos que vuelven a tener, a su forma, ese alma y espíritu de niño para encontrarse con las maravillas de la realidad. Entonces, ¿para qué estamos? No para hacer televisión, si es posible para engendrar esas semillas.
Ha sido un honor, hasta pronto.