"Por mail llegan cosas maravillosas y a mí, por lo menos en la madrugada, me gusta escribirlo, para espanto de mis amigos y no tan amigos, que reciben inesperadamente alguno de mis mensajes. A veces absolutamente banales. Pero en ocasiones, la cosecha es buena y otros amigos te mandan cosas que te hacen pensar. Esto ha ocurrido con Javier Sierra, mi compañero, que me enviaba hacia las tres o cuatro de la mañana, algo que era un reportaje, un artículo. En el asunto ponía algo así como esto te va a interesar.
Qué era el artículo: Era un profesor de filosofía que se quejaba amargamente en torno al futuro de la disciplina en sí, el futuro de la filosofía como materia escolar. Cómo la estaban arrinconando y la estaban haciendo desaparecer. Por lo que venía a decir, muchas ciencias estaban sufriendo una persecución similar. Pero la filosofía, que debería ser la joya de la corona, estaba siendo recluida hacia lugares próximos al abismo de la desaparición.
Este artículo hablaba como en Japón o Estados Unidos la pasión de los alumnos iba hacia las carreras técnicas, las carreras científico tecnológicas. Lo que resultaba curioso era saber por qué las personas quería dirigirse ahí: Porque era útil".