Increíble el poder mágico de las nuevas tecnologías, lo que proporcionan, cuando uno es un inculto como yo, siente ese asombro ante cada nuevo aprendizaje. Ustedes saben que desde septiembre estamos en 'Universo Iker' en la boardilla en la que a veces me acompaña Carmen, contamos muchas historias, pero hay una parte que no les he contado que es sumamente importante. Y es que, al ser Internet, al estar todo clic por clic perfectamente registrado, uno puede saber qué programas tienen, como la audiencia de televisión, aunque en Internet es tan al detalle las visitas que uno sabe qué temas siguen teniendo vigencia, qué temas interesan menos, cuáles están en la cresta de la ola. Y yo he mirado las estadísticas. Hubo una época en la que escribí nueve libros, y el autor siempre se encariña por el que menos vende, el más "débil". A veces porque el que menos vende es el mejor.
Mirando el listado de programas de los 25 o 26 programas que ya hay de 'Universo Iker' en Radioset veo que el último, pobrecito mío, es el de la mente infantil. ¿A nadie le interesa la mente infantil o qué? ¿No se dan cuenta ustedes de que ahí está nuestro propio misterio? No llega de la misma forma. Por desgracia creo que los enigmas de la mente infantil son cosas no alcanzadas, no hemos vuelto a entender eso ni a reconectar con eso. Cuando vi eso, pensé que cómo podría acercar el enigma de la mente infantil. Por ello decidí utilizar la plataforma de la televisión para contarles algo. Es la historia de Sugata Mitra, un neurocientífico experto en programación. Este hombre trabajaba en una serie de programas pero su sed lujosa de edificios colindaba con una barriada de niños pobres y desatendidos. Él los observaba. Él trabajaba habitualmente con los hijos de las personas más ricas de la sociedad en los años 90, mandaban a sus hijos a familiarizarse con los ordenadores, y sus padres les consideraban auténticos prodigios.
Casi todos los niños pueden ser superdotados con la tecnología a favor, pero él dijo un día, ¿y los niños de la barriada? Esos niños que no tienen cultura, ¿qué pasa si les acerco un ordenador? Puso un ordenador conectado desde su fábrica en el otro lado del mundo. Puso una webcam de las primitivas a grabar lo que ocurría. Él creía que ningún niño iba a comprender el ordenador porque no tenían ningún tipo de conexión, era un barrio muy deprimido donde los niños no estaban escolarizados. Resumen del experimento de Sugata Mitra: A las seis horas los niños ya navegaban. A los dos días los niños tenían nociones de inglés aprendiendo los términos. A las dos semanas, los niños transmitieron los conocimientos a otros niños de diferentes edades. A los tres meses, el nivel de esos niños era equiparable al nivel de los niños que daban clase con todo un bagaje cultural en las clases más lujosas. Los adultos, sin embargo, cuando vieron el ordenador se alejaban. Lo que dice Sugata Mitra es que la plasticidad de los primeros diez años del niño es tan asombrosa que se parece al modo de funcionar de la red. Si la red nos engancha es porque tiene una manera de comportarse muy parecida al del propio cerebro.