Llevo bastante tiempo sin enfadarme con lo que está ocurriendo. A veces el efecto de lo que uno quiere decir se contamina y no llega donde tiene que llegar, pero hace un par de semanas se hablaba de que se habían descubierto los trucos y trampas de Félix Rodríguez de la Fuente y no lo puedo dejar pasar. Atacar a alguien que ha sido célebre siempre funciona. A mí me pareció hiriente pese a que es una vieja historia que cada poco se repite. ¿Qué interés puede haber en remover algo así?
Félix tuvo trucos de filmación, sí, pero que son de niños de comunión comparados con los que se hacen ahora. Esta demagogia e hipocresía es indignante. Félix nos legó algo muy importante, cambió un país porque cuando él filmaba la naturaleza sí que se estaban extinguiendo especies. Hoy en día, en busca de un titular se ensucia la memoria de los que ya nos están.
Hemos ido al revés y hemos degenerado hasta el punto de que la única forma de tener foco es degradar la verdad. Yo en redes sociales simplemente puse una foto suya explicando que él puso el alma en todo lo que hizo. Recordar su simple nombre significa nostalgia, momentos de niñez delante de un televisor. Él sabía que solo había esperanza en los niños.
Hasta dentro de siete días, amigos
Iker J.