Me gustaría terminar el programa con una reflexión en torno a la educación y con una historia que tiene que ver con las aulas y los profesores. Con alumnos de unos 7-8 años. En 1968 la señorita Jame Eliot, en una zona de Estados Unidos profundo, un grupo de niños que se llevan muy bien. Es un momento de disturbios raciales de todo tipo en Estados Unidos. Han ocurrido muertes de importantes dirigentes negros. Es un experimento que tuvo mucha polémica pero es interesante comentarlo para que lo conozcan. Los padres estaban en una habitación anexa y los niños no sabían que estaban ahí sus padres. La profesora les preguntaba qué opinaban en torno a los niños negros o indios. Niños que en aquél momento y en aquél lugar, no podían ir a la escuela con ellos, tenían sus propias escuelas.
Los niños argumentaban lo que habían oído en casa. Que se lo merecían. Los estereotipos estaban muy metidos dentro. Les parecía bien que los niños negros no pudieran ir a clase, porque son diferentes. La señorita Eliot hizo algo tremendo: "niños os voy a contar una gran verdad que como ya tenéis 7 años, debéis saberla. Vosotros también sois diferentes. Vamos a dividir la clase en dos partes. Los niños de ojos azules como yo, son más inteligentes así que van a tener más horas de recreo, ejercicios más sencillos porque se lo merecen todo". Imagínense la mirada de los niños con ojos marrones. Por primera vez vieron a sus compañeros como algo distinto. Acto seguido, la señorita le dio a los niños de ojos marrones unos pañuelos del mismo color para que todo el mundo supieses que pertenecían a algo distinto, inferior.
Así comenzó el experimento en 1968. Prácticamente esa misma tarde ya hubo disturbios y peleas. Niños de ojos azules golpearon a niños de ojos marrones, convencidos de que eran peores. Ambos grupos estaban convencidos del estereotipo y de lo que la profesora les había dicho. Los niños de ojos marrones habían bajado su nota porque se creían inferiores a los niños de ojos azules. Podían merendar los niños de ojos azules, pero no los niños de ojos marrones. Los niños de ojos marrones, al día siguiente lloraban y no querían ir a la escuela. Se sentían peor, de otra raza. Los niños de ojos azules estaban exultantes, era el símbolo de los que están por encima.
Al día siguiente la profesora hizo algo sorprendente. Se sentó y dijo: "niños, os tengo que contar la gran verdad. Os mentí. Los niños de ojos azules son más tontos. Ayer tuve que hacer esto para que cogieran un poco de ánimo". Les contó toda la historia al revés. De nuevo, los niños de ojos azules hicieron los ejercicios que antes habían hecho bien, mal. Niños de ojos marrones no quisieron sentarse con niños de ojos azules y les golpearon. Habían vuelto a creer la información y el estereotipo.
Los padres estaban asombrados. En una habitación contemplaban el famoso experimento. A mí también me ha dejado perplejo. El último día la señorita Eliot dijo que todo había sido un experimento pero que de esta forma se habrían sentido por vez primera discriminados por una cosa tan absurda como el color de los ojos, de la piel o la raza a la que uno pertenece. Los niños volvieron a ser amigos y se abrazaron espontáneamente. 15 años después todos dijeron que el experimento de la señorita Eliot les sirvió en su vida para no discriminar a nadie por el color de su piel o sus ojos.
Harían falta muchas señoritas Eliot. Pero hay que fijarse en la cantidad de estereotipos que nos hacen creer con 7-8 años. Pregúntense ahora si después de 45 años de este experimento, los niños y los no tan niños seguimos fraccionados y rotos por los malditos estereotipos que el poder nos hace creer. Hacen falta muchas señoritas Eliot. Sin duda esta mujer era alguien excepcional. Ella repitió que este experimento era muy peligroso porque con un mínimo fallo, todo se descontrolaba y los odios de dispararían. Toda la basura que divide el mundo. ¿Qué hace el poder con nosotros? Si ven la escena de esos pobres niños de 7 años y con la mente bastante más pura que la nuestra y ven esa profesora, piensen en los que mandan valores y como nosotros lo recibimos y lo peor, nos lo creemos.
Al final, el experimento de la señorita Eliot nos reconectaba con una terrible verdad. Los poderes nos influyen, nos fraccionan, nos llevan al conflicto porque es lo que les interesa. Es así de sencillo. Como en una clase de niños de 7 años. Mientras haya personas que estén atentas hay esperanza. Quería que conociesen este experimento, está en internet y pueden verlo. Sentirán una sensación muy rara de enorme vergüenza. Como si esos comportamientos los tuviésemos en los genes desde hace mucho tiempo. Hasta dentro de siete días amigos...