El cierre: vender el alma al Diablo
Vender el alma al diablo, a lo oscuro tiene su pago. Eso nos enseña las culturas y tradiciones desde el principio del tiempo. Ese relato ha recorrido los siglos constantemente. El pacto mefistofélico. Yo quiero algo y entrego lo mejor de mí a esas fuerzas más o menos maléficas porque me van a ayudar. Pero luego eso viene a cobrar su factura especial. Como todos los mitos, que no tienen por qué ser falsedades ya que un mito es algo mucho más poderoso que falso, significa que hay un mensaje que se cumple. Llevamos mucho tiempo pensando que el tramposo suele ganar, que el que se lo monta bien aunque no sea leal triunfa. Hemos visto un ejemplo con ese miedo al diablo y con esa familia. En el fondo es recuperar la historia de aquellos que tenían un objetivo concreto de ser ellos lo más importante y por eso mismo, en una vida centrada en ellos mismos, no dudaban en acudir a otras vías que no son su esfuerzo. Porque el pacto mefistofélico no es que te salga un tipo con pezuñas de cabra y cuernos y te diga “eh véndeme el alma al diablo”, hoy tiene muchas formas y formas muy cotidianas. Todos en algún momento de nuestra vida estoy seguro de que tendremos un canto de sirena cerca indicándonos que por ese camino no, por el camino honesto no, hay trampas y atajos que te van a llevar a beneficios mucho mayores. Y como siempre, cada una de nuestras decisiones en el fondo será importante aunque no lo creamos en ese momento.
Cuando uno es muy joven y empieza por ejemplo en una carrera tan extraña como el periodismo, va a recibir del entorno muchas veces en vez de entusiasmo elementos desalentadores. A mucha gente cuando dices que quieres hacer alguna carrera o quieres dedicarte a tal cosa, hay algo en el ser humano que dice que eso no vale para nada, ahí solo entran los enchufados, todo está muy mal, etc. Los jóvenes van a escuchar eso permanentemente, incluso en los propios centros de trabajo. Según van adquiriendo experiencia verán que hay compañeros que son muy entusiastas y otros que se desilusionan. El desilusionador es una figura que me parece interesante, que es una persona que siempre te dice que todo está muy mal, que tu rumbo al entusiasmo no vale de nada y que desistas. ¿Cómo defenderse de eso? Pues es difícil. Pero el ejemplo podría ser en vez de vender tu alma a lo oscuro, al pacto rápido, al atajo directo, a no pasar por ciertos ritos iniciáticos e ir al beneficio. Mejor entregar tu alma al poder del entusiasmo. He comentado en alguna ocasión y puedo parecer un loco filosofando, pero entusiasmo viene de ‘entheos’, cerca de la divinidad, próximo a algo que es poderoso, elevado, mejor que nosotros.
Hay una frase muy bonita que no sé si se cumplirá o no, ‘ama lo que haces, pon tu corazón en ello y serás recompensado’. Aunque la vida, las circunstancias, lo imprevisible y el azar nos une a todos. Pero el poder del entusiasmo es maravilloso. Me ha maravillado ver como ocurre hasta en los elementos más increíbles. Hay un amigo que un buen día por el hallazgo de unos huesos empezó a componer música inspirada en la prehistoria. Él no sabía muy bien cómo se tocaba en la prehistoria pero quiso aprender. En sus correrías por los momentos buscando fósiles y huesos fue encontrándose con especialistas, acudió a los amigos de Atapuerca a que le enseñaran cómo eran los instrumentos prehistóricos, las flautas, etc. La gente le dijo que eso no tenía ningún sentido. Él era músico pero abandonó sus otros quehaceres porque decía que algo le empujaba a conectar con esa música y esos lugares. Empezó a visitar cavernas, monasterios y allí hizo sus pequeños conciertos. A mí me llegó, por azar por azar o no, su material ‘Neonimus’. Él hace sus composiciones, prácticamente entra en trance pero provoca un sonido que a mí me maravilló y pensé que esto tenía que conocerlo la gente. Él sentía su impulso y le daba igual fracasar, lo hacía porque lo creía de corazón y les aseguro que era estupendo. Fuimos a la radio y miles de personas al mismo tiempo sintieron lo mismo. Había más gente que le entusiasmaba eso, que toda la gente que le había intentado apartar del camino. Al día siguiente me escribió diciéndome que había vendido unos pocos discos, una cosa personal hoy en día como está la música, y fue número 1 en Amazon, en ITunes. ¿Qué está pasando? El público muy sabio, quiso conectar con alguien que hacia las cosas de corazón. Esta historia de este hombre que va por los colegios contando a los niños cómo suenan los huesos y las flautas prehistóricas. Este autodidacta que ha creído en su corazón es un ejemplo maravilloso para despedir la semana. Siempre hay alguien o algo, que si amas lo que haces te ayuda. Piensen en ello, y si pueden escuchen a este maestro. Un abrazo