El cierre: Investigación
Les hablaba antes del doctor Luis María Gonzalo, autor del libro ‘Los trastornos del sueño y contábamos sus investigaciones, con tesón y ahínco. Destaco de este hombre algo que me llamó la atención, la gente le decía que por qué no se jubilaba. Parce que lo normal es que la gente se canse y estar harto de su trabajo, pero hay gente artesana, científica o de cualquier ámbito que está muy enamorada de su labor y no quiere dejar de hacerlo. Él respondió con una frase interesante, “Oiga joven, el estudio y la investigación son para mí un estado de ánimo permanente, no un trabajo o una obligación”.
Muchas veces lo más hermoso y lo más bello es investigar para uno mismo por querer saber algo más. Todo ese proceso de búsqueda es lo que importa, no la meta. Lo importante de verdad es todo lo que ocurre cuando uno en solitario intenta saber más de algo.
Hace una semana estaba aquí hablando de Prim, Paco Pérez Abellán, y en mi opinión, qué lección, por cómo lo contaba, con qué vehemencia, con qué entusiasmo, con qué arrebato. Esto pasa cuando alguien está absorbido totalmente, su mundo se ha convertido en la próxima investigación, el próximo reto. Había momentos en los que parecía un auténtico poeta, hablando de seres venidos de otras tierras para atentar contra Prim, hablaba de la noche nubosa y terrible, y se veía un hombre que ya no era periodista, si no más bien investigador con el objetivo de contar una bella o a veces terrorífica historia.
Me escribía, hace apenas unas horas, en conversación de madrugada, mi buen amigo Christian Gálvez, porque él también está metido en una serie de investigaciones, y yo ya le advertí, que si iba de corazón abierto, se iba a encontrar con cosas que todo el mundo le iba a decir que son imposibles, con casualidades impresionantes, con ese algo que nos ayuda a seguir la pista correcta o nos aparta de ella cuando es equivocada. Él me decía que estaba absolutamente alucinado.
Uno cree que está escribiendo un libro, pero es el libro el que te está escribiendo a ti, te transforma. Esa investigación concreta, te transfigura por dentro, aprendiendo cosas que te van a cambiar por dentro. Cuando uno se mete con pasión, es difícil sus traerse a esa magia profunda. El placer de investigar para uno mismo, es insuperable.
Lo malo es que se convierte en un virus incurable. Cuando uno empieza su investigación, esa satisfacción personal de encontrar algo, una pista oculta y si tienen la oportunidad, dedicar parte de su tiempo a visitar ese lugar. Ahora no investiga solamente el que no quiere. ¿Ustedes quieren? ¿Se atreven a coger este reto? Yo les digo, cambia la vida, y siempre para bien.
Hasta dentro de siete días amigos.