Resulta muy sorprendente lo que está ocurriendo en Reino Unido. Cuando uno sigue la pista se queda sorprendido, porque es un lugar con un nivel cultural alto, con un sistema democrático desde hace mucho, es una nación rica… y en algo tan sacrosanto como es el fútbol, el gran tabú a todos los niveles es la homosexualidad. Hay como miedo a hablar, a ser señalizado. ¿Por qué el futbol tiene todavía estos resortes anquilosados? Quizá porque la homosexualidad de un futbolista es mucho menos importante que lo que se cuece. El fútbol en Inglaterra es una religión, y de pronto sale la punta del iceberg de los abusos a menores. Entrenadores, masajistas, presidentes….Uno se pone a indagar más allá y se encuentra con el escándalo de la policía: más de 350 agentes sometían a mendigos, prostitutas… a vejaciones, violaciones; la policía haciendo uso de su autoridad y poder.
¿En qué gremio no hay áreas de silencio? Existe en todos los ámbitos, aunque sea a contracorriente. Se habla mucho del abuso policial, ¿pero se motiva realmente al personal? Un país tiene que cuidar más a sus agentes. Ves esto y dices: ¿qué hay detrás del espejo? La policía, el fútbol, y ¿se acuerdan de la BBC? La gran lacra, el gran espanto, abuso sexual a niños. La BBC tuvo que hacer un comunicado porque había fallado a la gente y tenía que decirlo.
La pregunta es, si esto sale, ¿qué hay todavía oculto? Si hemos atisbado la punta del iceberg, ¿qué hay debajo? ¿De quién podemos fiarnos? Pero cuando se habla de la corrupción absoluta del ser humano salen los valientes que no tienen miedo y hablan, y todo cae como un castillo de naipes. Hace falta un giro, y no sé de dónde, para que lo demoniaco que nos invade se vaya como una niebla maligna. ¿Lograremos exorcizar estas cosas? Mantengamos la esperanza.
Hasta dentro de siete días, amigos.
Iker J.