"Me considero un soñador y no me avergüenzo. Hay que soñar, tener anhelos, apasionarse con objetivos a cumplir, objetivos importantes. No solo objetivos materiales, también relacionados con el aprendizaje, la superación…
Me gustaría contar un par de historias de soñadores. Ambas tienen que ver con el mundo del libro, que amo, es un mundo afectado por los vaivenes de los mercados. Piensan algunos que está el mundo del papel en peligro de extinción. Parece que todo al final terminará conviviendo, pero el mundo de la imprenta todavía sigue siendo muy mítico".