El cierre de Iker: “El misterio es como un bofetón y de eso no es fácil salir”
Esta noche hemos tenido el ejemplo claro de persona escéptica que através de un encuentro con el misterio, de alguna forma se convierte. Y, además, lo asimila, nos lo relata, nos lo cuenta y lo hace con esa fuerza de alguien que no tenía los excesivos prejuicios para no echar atrás la propia observación. Y me explicaré; he conocido a lo largo de estos años de investigación a algunas personas que después de encontrarse con el fenómeno X, el que ustedes quieran, pero real, delante de ellos, que no había el menor atisbo de duda , pues lo habían asumido todo eso en su psique interna como una especie de gran batalla. Tenían tantas ideas preconcebidas que ahora venía algo y les tiraba todo por la borda, no podía ser, y eso se sufría casi como una enfermedad. Estoy seguro de que tenía repercusiones en lo físico. Seguí la historia de algunos testigos que, no creyendo en nada, sea cual fuese su ideología, personas de ideas fijas, como se dicen a sí mismas, “yo soy así y siempre seré así”, entonces viene algo, como todo en la vida, que no esperas, y en ese orden, esa arquitectura más o menos sólida que creemos tener, resulta que algo lo destruye todo. Un vehículo en mitad de la noche, una figura que desaparece que es evidente que nos muestra su compleja anatomía, luego como un sueño se va, pero no es una alucinación. Esto provoca luego una rémora grande.
He conocido historias de personas que se fueron hacia los oscuros torbellinos de la locura. Hay un campo que es excepcionalmente proclive para todo esto: ese campo, del que se habla ya menos, curiosamente, que es el de las psicofonías, personas que por curiosidad, y en ocasiones desde la burla, - quién no ha tenido en su juventud el eterno amigo que era el que se reía cuando alguien hacía espiritismo-, pues imagínense por poner un caso tipo, alguien que incluso por error graba una psicofonía y no cree en ellas y se ha reído de ellas. Y de pronto, realizando una serie de grabaciones, por ejemplo, en unas oposiciones, está recitando el temario para ver si se lo sabe, y una voz perfectamente clara le llama por su nombre y le dice “¿estás ahí?”. Eso, como es verdad, y le ha ocurrido, y no sabe la explicación en su mente científica se acabó convirtiendo en un auténtico tumor mental, en el sentido de que eso empaña para siempre su versión de las cosas. He conocido casos donde esas personas que pasaron del cero al todo, convencidos de que se había abierto una puerta a otro lado en el que ellos no creían, se arrojaron sin ningún tipo de defensa o salvavidas y acabaron en circunstancias terribles, perdiendo prácticamente el sentido de la realidad, y algunos incluso internados en psiquiátricos.
Resulta particularmente doloroso porque muchas personas no conocían la biografía anterior y decían “bueno, este sacó una psicofonía y acabó loco, tarumba perdido, qué risa”, condescendientes desde la distancia. Se ríe de la misma forma que él se reía de estos temas la diferencia es que como digo no conocían su vida anterior. Y esto pasa mucho en el mundo del misterio. Yo lo llamé en un programa de Universo Iker que hice recientemente “operación caos”. ¿A qué se refiere? Muchos de los testigos del misterio no son capaces de asumir lo que han visto, les produce una explosión mental. Su vida no iba por ahí, y el misterio no sabe de eso, se presenta de la forma que sea. Y entonces luego es muy sencillo asegurar, porque a veces ocurre, “este hombre ha perdido sus cabales”, “esta mujer no está en sí”. La pregunta sería: ¿es el propio misterio el que ha provocado ese caos mental? No vuelve uno a ser el mismo jamás. Si no tiene buenos asideros, no vuelve a lo mismo jamás. Por tanto esto que hemos visto de esta periodista con el extraño peregrino, es excepcional, porque tiene cierta cultura, ciertas bases ideológicas pero suficientemente permeables para no creer que lo que te ha pasado es poco menos que una maldición y no puede ser, escéptica pero sana, y entonces tú lo asumes: “la vida tiene muchos más parámetros de los que yo pensaba” , y se va llevando. Y eso se convierte en curiosidad. El otro caso es mucho más terrorífico: el escéptico a ultranza de repente es asolado por el misterio y no puede soportarlo. En muchos investigadores esto ocurrió, y en eminencias en lo suyo, con mente analítica, acabaron poco menos que viendo presencias y voces que les rodeaban permanentemente, atormentados por ellas hasta el último de sus días. Por lo tanto es verdad, el misterio es un tema muy complejo, el misterio es capaz de desarbolar cualquier mente, y el ejemplo que hemos vivido creo que es interesante. Hay que ser sanamente escéptico y aceptar que a veces ocurren cosas que nosotros no podemos entender. Quizá en un futuro las entendamos, yo no lo sé. Pero ese talante, esa apertura que nos da el misterio es muy interesante. Yo siempre he mantenido que el misterio no está para dar miedo, para aterrar a nadie: el misterio, bien asimilado, -sería la gran cuestión-, hace que tu parabólica se amplíe, te empieza a interesar todo, tienes una condescendencia con los temas. Crees, y lo sabes, que puedes estar equivocado, que puede venir alguien con otro dato y cambiar lo que tú ya sabías. Hay como esa flexibilidad mental. Sin embargo, en la esclerosis mental de ideas, cuando uno tiene el edificio muy asentado y a veces no por ideas propias, sino que le han sido transmitidas, que las ha asimilado sin más, que cree que es lo que tiene que ser, “la vida es así porque me han enseñado que no puede ser de otra forma”, esos son los que peor lo pasan. Conozco unos cuantos casos, de verdad. Algo, una luz en el cielo, una presencia, una voz grabada en una cinta, algo que ocurre dentro de un dormitorio, se lleva muy mal, y hace poco reflexioné sobre eso. El misterio viene aquí, nos cuenta cómo es su cara a través de testimonios, nosotros y ustedes también, lo olvidaremos y seguirán otros casos, pero la vida de esa persona ha quedado tocada para siempre. Así que yo creo que el ejemplo que hemos tenido es el del auténtico y sano escepticismo: personas capaces de cambiar sus ideas, no tienen la verdad, y si uno sabe que no tiene la verdad puede agrandar su campo de conocimiento y buscarlo. Tú creías tener la verdad clarísima y el misterio es como un bofetón y de eso no es fácil salir. Habrá que hablar algún día de estos testimonios que nos enseñan, yo creo, a ser tremendamente flexibles, pero a lo mejor no solo con el misterio, ¿no? Sino con casi todo.
Hasta dentro de siete días, amigos.