El cierre de Iker: El milagro de la vida. Por la que Rodríguez de la Fuente dio la suya
"Qué les parece si como colofón a esta historia nos vamos al principio. Nos vamos al principio en el sentido de cómo comencé a enterarme de todos estos misterios y este genio universal que por ser español no está reconocido como debiera. Fue una noche inolvidable hace diez años. Fue Carmen quien me dijo que había salido un libro sobre la historia del programa 'El hombre y la tierra'. Tampoco tenía mucho interés, pero mi mujer, la intuición femenina, insistió. Aquella noche yo leí ese libro, que era una opinión en contra de Félix, o por lo menos muy descarnado con Félix. Aquello me fue indignando.
Os cuento esto porque, a veces, hasta los enemigos, como decía Camilo José Cela, le hacen a uno más fuerte o descubrir parámetros que uno desconocía. Son necesarios, enemigos, envidiosos, como cualquiera de ustedes pueden tener, evidentemente, esto es cotidiano. Félix los tuvo, como han visto.
Ese libro empezó a incendiarme por dentro. En un momento dado, en la cama, recordé que había comprado otro libro que no había leído. Algo me impulsó, me conocen un poco, la locura sana creo yo, y me levanté en mitad de la madrugada convencido de que tenía que leer algo de Félix que no fuese ese ataque de la envidia. Aquel otro libro, 'Que hermoso lugar para morir', me dejó impresionado. Lo leí en una sola noche y con la música que están escuchando. Que por algo ésta música ha acompañado todo el proceso del documental de nuestro trabajo. La música es magia y se quedó ahí para siempre al tiempo que iba desbrozando los misterios de la muerte de Félix y su equipo. Repito, el más increíble que ha habido en la historia de la televisión.
Ésa música que ustedes escuchan de la película Apocalypto, su último tema, para mí era como una naturaleza herida que quizá había utilizado a un hombre para hablarnos en su peor momento. En el momento que más atacado estaba se encarnó en ser humano que nos mostró las increíbles historias por las que teníamos que luchar.
Ese hombre tenía muchos más mensajes. Esa noche me enganché en el mensaje profundo de Félix y quise saber de su muerte porque me parecía una injusticia y sigo pensando que no está todo claro y que historias sobrecogedoras están ahí, al otro lado de la nieve, y quizá no se puedan contar del todo. Lo más importante es reivindicar a este hombre español. Se adelantó a muchísimas cosas, y lo hizo sin medios, con todo a contracorriente. Si Félix tiene un mensaje que puede valer para cada uno de ustedes es el del entusiasmo transformador, el de la ilusión sin límite. El de coger un camino aunque sea aparentemente tapiado en el que todo el mundo dice que no hay nada que hacer. Pero, la pasión que uno le pone, le va abriendo puertas porque el amor que siente por lo que está haciendo es algo salvífico que rompe con todos los paradigmas.
Félix contó con su vida, hasta el último momento, con el viento de los dioses a favor, qué duda cabe. Tuvo una vida de éxito y una vida plena. ¡Qué vida tan digna de ser vivida!, decía alguno de los invitados de este programa. Me he pasado diez años investigando a Félix, y el torbellino en el que me he metido sigue llevándome a sitios insospechados. He aprendido mucho y creo que es un ejemplo absolutamente maravilloso y luminoso que nos puede ayudar en los días que corren. Él se adelantó, nos contaba lo que estaba por venir. Es como una especie de maravilloso profeta. El amor, el vínculo, no solo la tierra, no solo los animales. A nuestros hijos, a nuestros semejantes, ser conscientes del milagro de la vida.
En las últimas noches, absolutamente metido en esta historia, yo me dormía con programas de Félix, algunos de ellos emitidos cuando yo no había nacido. Parecía que me hablaba a mí, en el coche, vagando por sierras españolas, estaba Félix hablándonos como si no hubiese muerto. Su mensaje era tremendo. Una noche me ponía un programa del guepardo y no hablaba nada del guepardo. Decía, fíjense, usted seguro que camina todos los días para ir a comprar el pan, ir a su trabajo y ha perdido la facultad de pensar el milagro que es andar. Y ese programa de media hora sobre la locomoción humana y animal, y no podías despegarte de lo que decía ese hombre.
Me he preguntado muchas veces cómo es posible, aquel niño de Poza de la Sal, con un mundo que utilizaba la naturaleza para su propio provecho, es por qué tenía algo diferente, por qué quiso cambiar el mundo. Y si ustedes han sentido emoción es que lo logro. Si ustedes lo recuerdan es que lo logró. Y, realmente, personas como Félix jamás mueren.
Nos preguntamos en 'Cuarto Milenio' muchas veces qué es eso de la inmortalidad, qué vida después de la muerte. Nos hacemos preguntas permanentemente como él se hacía. Yo creo que nadie muere si sigue siendo recordado, si sigue estando en un pedazo del alma humana en la que él creía tanto, si sigue estando latiendo. Nadie muere, él menos. Me gustaría haber puesto un granito de arena en alguien que mostró el entusiasmo. Hubo un día en TVE, cuando él empezaba a ser famoso, y fíjense que interesante es esto para los días que corren, se da navajazos a alguien por envidia, solo importa el estar. Hubo un día que le dijeron que tenía que ir a cobrar y él contestó que si ¿además de contar lo que me apasiona me van a pagar? Ni lo concebía. Esa característica del entusiasmo por encima de todo, es lo que vale en esta historia.
Sus dos viejos amigos, Polis y Antonio, me decía que la diferencia con Félix era que para lo que ellos eran una piedra, un pájaro que pasaba, para él eran increíbles historias de conexión de la naturaleza, con una madre que él intuía que estaba ahí. Él sintió el latido cósmico y nos lo transmitió. Una labor que nadie ha hecho y seguramente nadie volverá a hacer. Este equipo ha querido homenajearle. Yo homenajeo a un presentador de televisión, y el equipo a un equipo de televisión. Es un bonito bable, un extraño vinculo que nos sigue uniendo, como decía Félix, porque en el fondo todo esta interconectado. Piénsenlo. Disfruten del milagro increíble de esa vida que a él le apasionó. Por ello dio la suya"