El cierre: La ciencia
Esta noche, quizás esta noche sea más mágica. Representa un enfrentamiento entre la cordura y nuestra sensación de cerebro mágico, entre la fantasía y la racionalidad. Creo que ambos mundos son buenos. Quiero leerles una frase que aparecía en 'El País' en una columna de opinión:
"Soy científico. El mío es un mundo profesional en el que se logran grandes cosas para la humanidad. Pero está desfigurado por unos incentivos inadecuados. Los sistemas imperantes de la reputación personal y el ascenso profesional significan que las mayores recompensas a menudo son para los trabajos más llamativos, no para los mejores. Aquellos de nosotros que respondemos a estos incentivos estamos actuando de un modo perfectamente lógico —yo mismo he actuado movido por ellos—, pero no siempre poniendo los intereses de nuestra profesión por encima de todo, por no hablar de los de la humanidad y la sociedad".
El encabezamiento de ese artículo es por qué revistas con Nature o Science hacen daño a la ciencia. Lo escribe el premio Nobel de Medicina que trabajaba para estas revistas porque los trabajos tienen a partir de ahí un renombre. Ha prometido no volver a publicar y hacerlo solo en revistas digitales o de más libre acceso. ¿Qué cuenta? Podría resumirse con el final de su artículo. Dice el premio Nobel de Medicina:
"Al igual que Wall Street tiene que acabar con el dominio de la cultura de las primas, que fomenta unos riesgos que son racionales para los individuos, pero perjudiciales para el sistema financiero, la ciencia debe liberarse de la tiranía de las revistas de lujo. La consecuencia será una investigación mejor que sirva mejor a la ciencia y a la sociedad".
Nunca había pasado esto. Un premio Nobel que ataca a las tres revistas más importantes de toda la historia del conocimiento científico. Incluso en lugares tan herméticos como el mundo científico, existen disidentes y no son unos cualquiera. Son premios Nobel. ¿Qué quiere decir esto? En mi opinión, humilde y, seguramente, herrada. La ciencia la componen personas. Convertirla en un dogma como una religión quizá no lleve a ningún camino. He estado muy equivocado. Durante mi época más joven, he sido muy beligerante porque los temas que me apasionaban y me siguen apasionando, veía que contaban con una negatividad inmediata por parte de los científicos. Estaba muy equivocado. La ciencia es mucho más hermosa, más objetiva, la ciencia nos da esperanza cuando hay enfermedad, la ciencia nos cura y nos hace avanzar. Esto lo digo con la fuerza de un roble. Entono mi 'mea culpa' porque durante mucho tiempo atacaba sin saber muy bien lo que atacaba o, al menos, me sentía resentido. Yo contaba cosas que los más próximos a mí no creían. Les provocaba risa y decían que so no se puede estudiar. Siempre he estado a favor de la ciencia.
Con el paso del tiempo, me he dado cuenta de que no estaba en contra de la ciencia si no de algunos que dicen ser científicos y no tiene la integridad de los 'científicos top'. He ido aprendiendo que me encontraba y contemplaba a científicos que trabajaban en el laboratorio y eran las personas más abiertas que yo he conocido y que no se reían de lo misterioso. Me decían que la ciencia y el conocimiento son una esfera que va creciendo. ¿Por qué no muchas de las cosas que contamos no serán ciencia en el futuro? Me he ido dando cuenta de que no se puede ser dogmático en ningún aspecto. Cuando va a la ciencia con ganas de conocer, obtiene muy buenos resultados. Por ejemplo, el doctor Gaona con sus experimentos puramente científicos pero que son auténtico misterio.
¿Qué he aprendido? Muchas veces quien enarbola el dogma desprecia lo que no es su campo y se convierten en personas poco objetivos. Los ultraortodoxos de la ciencia con los que yo me enfrentaba, resulta que no son nada con los científicos auténticos, los que representan el avance y los que siguen este programa porque son personas de mente abierta. Este premio Nobel viene a contar que la ciencia no es un conocimiento exacto, no es la única visión de la realidad, no es la verdad, es un método de aproximarse a ella. Seguramente el más fiable que conocemos. Pero, ¿todo es ciencia? ¿Y la conciencia? ¿Y esas áreas que no son tan objetivas pero que tienen que ver con el espíritu? La religión lo ha hecho tan bien que muchos se desentiendan de ello y abracen un nuevo dogma con los mismos errores. Ese científico que no ha conseguido nada y que intenta reírse de los temas que tratamos con un afán de superioridad. ¿No es una mentalidad inquisitorial? Por fortuna, en el mundo espiritual y científico hay personas que echan los restos para que nos entendamos. Yo estoy en esta fase. Creo que la ciencia es muy positiva y el misterio también. Disidentes como este premio Nobel
La verdad está muy lejos de lo que queremos. Ahora, no me enervo como antes. Sonrío e intento aprender de todo el mundo. Tan malo es un científico ultraortodoxo que no cree en nada como el crédulo a ultranza que ya piensa que la ciencia es negativa. Esa gente acude a la ciencia cuando tiene un gran problema. Lean si pueden esta columna porque en el fondo los seres humanos están en todas partes. La ciencia también.