De la vega... Griso, Quintana, Montero y Campos
En la despedida de Maria Teresa Fernández de la Vega tenía pensado dedicarle íntegramente este post. Pero, en el camino, me he ido encontrando con otras mujeres que han acabado poblando mi paisaje de hoy, de modo que he acabado por incorporarlas. Hoy tocaba contubernio con las periodistas que hemos hecho televisión por la mañana pero que nos conocíamos de mucho antes. Son encuentros bastante secretos, aunque no nos ocultamos, porque es la oportunidad de vaciarnos, de intercambiarnos informaciones, chismes, de comer, beber y reirnos como locas.
Hemos recorrido ya un largo camino con todo tipo vicisitudes, nos hemos ido de un lado a otro y hemos comprobado que el trabajo y la lealtad dignifican y que el humor es un ingrediente imprescindible para la supervivencia. A estas alturas pasamos de enfrentamientos estériles porque conocemos el valor de la amistad y buscamos ese calor. Saber distintguir entre lo importante y lo accesorio es fundamental en la vida. Y eso lo tenemos claro.
El paso del tiempo pone a cada uno en su sitio y por eso siento muchísimo respeto por la gente que lleva tiempo trabajando, luchando, persiguiendo su afán. Es lo que me pasa con compañeras y compañeros con los que me voy encontrando, con algunos de los cuales tuve mis más y mis menos, pero que ahora se me presentan como seres humanos llenos de interés. Algo parecido me pasa con personajes del calado de la ya ex-vicepresidenta De la Vega con sus jornadas interminables, dando la cara en situaciones difíciles, transmitiendo calma o intentándolo. Ha llegado ha provocar cierta ternura entre los colegas en su afán de originalidad en sus atuendos, incluso en su coquetería a pesar de la seriedad con la que ha llevado el cargo. Eché de menos que algún periodista tuviera alguna palabra amable en la rueda de prensa porque, al margen de todo, se ha entregado. Es una corredora de fondo, y en ello pensaba cuando Susana, Mariló, Ana Rosa y Maria Teresa renovávamos nuestra amistad.