El Príncipe ¿preparado para reinar?. Es la pregunta que estos días ha recorrido las redacciones de los medios de comunicación en la celebración del trigésimo quinto aniversario de la coronación de Don Juan Carlos. No se oculta a nadie que de un tiempo a esta parte los Príncipes han intensificado su actividad, descargando al Rey de una hipotética sobrecarga de trabajo. Se intenta definir el perfil del Príncipe para el momento "cuando toque" de la sucesión.
La idea sería poner de manifiesto las capacidades de Don Felipe, su preparación, su profundo conocimiento de la realidad de nuestro país. Eso es verificable. Sin embargo, los príncipes salen más en las páginas sociales que en las políticas. Es más fácil que salgan en el concierto de Shakira que en un encuentro con intelectuales o empresarios y medios cercanos a la Casa Real no llegan a comprender por qué no aparecen en las páginas más "serias". La explicación es falta de compleja pero tengo la sensación de que tiene mucho que ver con la falta de toma de postura del Príncipe ante cuestiones no partidarias, pero sí de interés general. Eso supone un riesgo que la Casa Real parece no querer correr. Se ha llegado incluso a plantear por grupos de periodistas que el Príncipe pueda ser entrevistado por una representación de ellos en la televisión pública para que quede definitivamente claro que, a pesar de algunas reticencias, está sobradamente preparado y tiene capacidad para expresarlo.
Es cuestión de asumir o no riesgos, pero en estos tiempos de tantos cambios, reforzar la Institución puede ser precisamente eso, correr riesgos. El matrimonio con Doña Leticia ya lo ha sido. Teniendo en cuenta que el Príncipe no cuenta con el gran patrimonio que posee el Rey por su actuación en la Transición, tendrá que poner alguna pica en Flandes para que sintamos que su figura sigue siendo necesaria para afrontar un futuro que se augura turbulento.