Se ha despedido con un "gracias" a su audiencia y con un "hasta luego" que alivia algo la sensación de pérdida.Siempre quise ser Larry King. Pero hacen falta más que unos tirantes, un micrófono y una mirada irónica y penetrante. Hace falta ser muy preciso en las preguntas, incisivo, crítico...curioso y consciente de lo que quiere saber del otro. Y situarse siempre detrás, que es una forma de respeto.
El género de la entrevista, que ha sido rey durante tanto tiempo está de baja en las televisiones; el mando a distancia, la nueva cultura visual , la urgencia por contarlo todo a base de impactos para que el espectador no se aburra y huya, ha provocado el terror a un discurso que exige cierto detenimiento . Estamos muy entrenados y , cuando no encontramos a un personaje que le interese muchísimo, cambiamos de inmediato, conscientes de que hay que aguantar un tiempo que nuestra paciencia no soporta. Incluso en formatos mixtos, los que dominan las audiencias consideran una ingenuidad proponer sentarte cara a cara con alguien y someterle a un tercer grado. Ahora son los ciudadanos, la gente de la calle, la que tiene una pregunta para usted, los periodistas debemos haber perdido esa capacidad.
No es imaginable el placer que supone tener a alguien delante que admires u odies con una licencia para preguntar lo que quieras. Personajes diversos que te enseñan a vivir, que te cambian y que dejan huella . A veces es lucha libre y a veces un delicado juego de esgrima. En ocasiones el espectáculo lo puede todo y el entrevistado es una triste marioneta en manos del gracioso de turno . Pero cuando hay alguien que siente la pasión por lo que el otro pueda aportarle, cuando se tiene hambre de información y sensaciones y se transmite bien es una auténtica gozada. Y Larry King ha sido el maestro vitalista y genial que se ha puesto al servicio de la verdad de los otros. ¡Sólo hasta luego, Harry".