Se van confirmando predicciones: las condiciones perfectas para la formación de tornados se darán el viernes, sábado y domingo. Confirmado también que va a haber mucha intensidad en cuanto a número y fuerza de los tornados.
Llevamos ya recorridos más de 5.000 kilómetros... y lo que nos queda, porque seguramente lleguemos hasta la frontera con Canadá persiguiendo las tormentas. Hemos cruzado el Callejón de los Tornados de abajo a arriba, hasta llegar donde estamos ahora, en Nebraska. Aquí se va a producir lo que llaman la explosión de las dos masas de aire.
El “monstruo” está ya dando sus primeras señales: ayer perseguimos una tormenta y fuimos testigos de la formación de una de estos bestiales fenómenos de la naturaleza. Llegamos a aproximarnos a unos 200, 300 metros de ella, y vimos cómo, en segundos, la masa cálida ascendente de rotación del suelo ascendía de forma brutal, e intentaba bajar el cono del cielo (de haberlo conseguido, se habría formado el tornado) pero al final no consiguió unirse. A pesar de que no hubo ni opción de meternos en él, ser testigos de esto os aseguro que fue algo extraordinario.
Estuvimos todo el día persiguiendo tormentas conmigo al volante del TIV. Probando los mecanismos de anclaje y entrenando la técnica para que podamos soportar el tornado cuando nos pase por encima. La verdad que esto es algo excepcional: es la primera vez que Sean deja los mandos del TIV a alguien, lo que podría ser un halago, pero en realidad es una responsabilidad enorme.
Antes era el padre de Sean el que grababa, mientras Sean manejaba el TIV. Ahora su padre no puede y es él mismo el que por primera vez grabará desde la torreta, junto a Emilio. Para Sean es una gran oportunidad de ganar minutos para su película IMAX, y para mí es algo... ¡extraordinario!: conducir el único vehículo del mundo que puede soportar el impacto de un tornado. Pero es algo tremendamente serio, no puedo cometer un solo fallo: tengo que poner el coche en proa, fijarme en sus instrucciones y hacer exactamente lo que me dice. De hecho me ha pedido que no hable a la cámara cuando estemos a punto de entrar, no puedo tener una sola distracción porque tengo que estar atento solo a sus instrucciones: “a la izquierda, derecha, baja los hidráulicos, coloca el coche así...” etc, etc.. Ni hablar, ni nada, solo escuchar. Un error que cometa y puede ser terrible.
Sabe que al llevar los mandos me puedo asustar al ver el tornado venir de frente, y hacer una maniobra que no debo... me insiste en que debo estar muy tranquilo y hacer caso solo de lo que me dice, “vea lo que vea, y pase lo que pase”.
En fin, que allá vamos, amigos. Hoy por la tarde se prevé la explosión, y nosotros, ¡directos al corazón del monstruo!
Jesús Calleja