Ya he superado mi primera especial cronometrada del Dakar; y no me ha ido nada mal: he acabado el cincuenta de la general de coches. Ha sido bastante duro, y yo todavía no estoy en mis mejores condiciones físicas. El hombro me ha dolido bastante, pero lo peor ha sido que había bebido tanta agua antes de la especial –creo que por los nervios que tenía-, que he tenido que parar en medio de la sección cronometrada porque no aguantaba más, necesitaba evacuar tanto líquido. Y claro, mi copiloto Nacho no daba crédito, tenía los ojos como si fuese un mochuelo.
Y ahora os dejo, porque me espera Vicens, el fisio de Marc Coma, que me tiene que dar otro repaso para poner a punto mi maltrecho hombro. Me lo he pasado como un niño hoy, pero esto me da que no va a ser todos los días tan divertido.
Mañana intento contaros algo más. ¡Cómo me gusta el Dakar!