"¡La que preparé al pilotar el helicóptero!"
Descubrí en este rodaje uno de los parajes más misteriosos del estado de Quintan Roo, en México. Es la playa de Siaan Kaan, solitaria, salvaje, inmensa. Para llegar debes cruzar en canoa una laguna de agua dulce, en mitad de la cual hay islas de vegetación espesa, que cruzas en un estrecho canal. Y en mitad del canal, puedes descender a un embarcadero de madera, y visitar ¡una ruina maya! Es muy sorprendente pensar en los mayas en este contexto. Nuestros aspirantes, que ya iba conociendo mejor, se instalaron en esa playa. Lomana estaba encantado con el contexto de mar y arena, muy favorable a sus entrenamientos y ¡a enseñar ese torso que trabaja tan duramente! En esa playa a mí me entraron unas ganas locas de correr, porque tenía mono... la única manera de que me dejaran hacerlo era convencer al equipo de que sería una buena escena que me siguieran los aspirantes hasta su fatiga total. Veríamos así cómo es su resistencia física, mental…. Y comprobaría si Raúl es tan atleta como cree que es… Fue un entreno en el que se dejaron la piel, y yo casi también…
Este es uno de mis episodios favoritos porque en la prueba final, que daba mucho miedo, he de decir, pude disfrutar de mi afición a pilotar. Cuando terminamos estaba eufórico; nadie se había hecho daño en una de las pruebas más arriesgadas y comprometidas. Así que para celebrarlo, me di unas vueltas y quise impresionar al equipo estacionando justo encima de sus cabezas. Resulta que salió todo volando; cámaras, trípodes, sillas, casi despido con el viento de las astas a los aspirantes! Me dí cuenta de la que había preparado cuando vi a la productora ejecutiva, (muy amiga mía), mirándome fijamente con cara asesina y las manos en la cintura. A veces, cuando estás disfrutando al máximo, no mides…, pero eso es la vida también.