Amigos: ¡¡¡Desafío concluido!!! He cubierto 21 kilómetros, la media maratón en el Polo Sur. Estoy exhausto, medio congelado, aunque ya me recuperé un poco, y muy excitado por terminar esta locura.
Ahora me dispongo a iniciar el segundo desafío de esta expedición; ascender un pico en la Antártida con mi amigo Alain Hubert, un cachondo y tal vez el mejor explorador polar contemporáneo.
Pero os cuento muy rápido como me fue desde el principio. Al amainar la tormenta hemos volado hasta un lugar donde vive una colonia extensa de pingüinos emperador. Los pingüinos no tienen ningún miedo, Emilio y yo hemos estado rodeados literalmente por miles y miles de estas aves marinas. Es el animal terrestre que se reproduce más al sur del planeta, viven con temperaturas de hasta -60º y no tienen vergüenza porque nunca ven a nadie. En vez de asustarse, venían a tocarnos, a investigarnos, ha sido alucinante. Os gustará verlo, sin duda.
Después hemos vuelto a la base rusa Novo, y desde allí nos hemos ido por fin al Polo Sur. Cinco horas alucinantes de vuelo, aterrizando sobre una pista de hielo en mitad de un horizonte blanco. Mirando hacia abajo, pienso en las treinta expediciones que ahora mismo están avanzando a pie, con esquíes, o navegando con cometas, de todas las nacionalidades, desde muchos puntos de la costa. Son expediciones de muchas semanas, algunas de meses, y todos haciéndolo este año del centenario de la llegada al Polo Sur del explorador norurego Roald Amundsen, el 14 de diciembre de 1911.
Al llegar al Polo Sur, hemos tenido la suerte de encontrarnos con un científico español seguidor de Desafío Extremo, Carlos Pobes; muy simpático, que nos ha “colado” en la base americana Amundsen-Scott y nos ha enseñado todos los recovecos, ¡incluso los que nunca enseñan! Hemos visto “cazar a un neutrino”, y os lo vamos a enseñar.
Tras esta visita, que nos ha dado una primicia científica inesperada, me he dispuesto a cumplir mi sueño; correr de verdad en la Antártida. Lo he hecho a veinte Kilómetros del Polo Sur, a 3.300 metros de altitud, y a -40 grados de temperatura. Con raquetas y tres capas de ropa térmica, un forro y el Gore Tex. El suelo, nieve blanda. He terminado los 21 kilómetros en 3 horas. Congelado, los pies rígidos como el corcho, las manos como garras, y feliz y excitado, porque ¡¡pocas cosas tan guapas se pueden hacer en la vida!!