Como ya sabéis conseguimos alcanzar la cima del monte Caledonia, siendo nosotros siete la segunda repetición mundial. Este era uno de nuestros dos objetivos.
Pero aún tenemos otro segundo objetivo: explorar un territorio de hielos y montañas brutales, que todavía aún, y aunque parezca mentira, sigue sin ser explorado.
La idea es descender por la cara norte del monte Caledonia, para alcanzar el glaciar Armada de Chile, y buscar el nacimiento de este enorme glaciar. Una vez localizado, buscar un paso a la otra vertiente, donde se encuentra un gigantesco glaciar que se llama Alemania, y del que sólo se conoce una expedición de neozelandeses que, en el año 1971, alcanzó este glaciar pero desde un lugar muy alejado, y nunca llegaron al nacimiento de este glaciar, y menos aun conectaron el glaciar Alemania con el Armada de Chile a través de un paso inexplorado, blindado de montañas vírgenes jamás escaladas.
Nosotros siete pretendemos precisamente eso. Quizás sea una osadía, pero creemos que al menos podemos intentarlo, y cada día que consigamos avanzar será un logro.
Con una ilusión renovada por el éxito de la ascensión al Monte Caledonia, descendemos al campo II que hemos instalado a tan sólo 200 metros de desnivel de la cima del Caledonia. Nos interesa tenerlo muy alto, pues al siguiente día iniciaremos la búsqueda del paso que nos de acceso al glaciar Armada de Chile. Fundamental este primer paso, que hemos llamado: OBSTACULO Nº 1.
Disponemos de una buena foto satélite y otra de avión, pues no hay ni un solo mapa de este lugar, y después de estudiarlo concienzudamente, creemos encontrar en él CUATRO OBSTACULOS.
De este modo nuestro primer objetivo, OBSTACULO Nº 1: la búsqueda del paso y consiguiente descenso al glaciar Armada de Chile.
Pero a pesar de tener las ideas muy claras, por la noche comienza un viento de tal virulencia que tenemos que construir una muralla de metro y medio de piedras, para evitar que nos rompiera las tiendas de campaña. Estamos en una pequeña isla de roca en mitad del glaciar principal del Monte Caledonia, y esto nos protege del viento. Pero la fuerza es tal, que incluso los trozos del hielo que arranca el viento nos sacude en la cara y nos deja marcas. Calculamos que al menos hay rachas de 120 kilómetros por hora, y es imposible avanzar y ni siquiera mirar en dirección al viento aun con gafas de ventisca. La visibilidad se ha reducido a nada, y así estuvo toda la noche y todo el día siguiente.
Hemos estado todo ese tiempo dentro de la tienda sin poder hacer nada, excepto sujetar en ocasiones las varillas con fuerza, pues daba la sensación que saldríamos volando Nos mirábamos atónitos y con cierto miedo, no estamos acostumbrados a estos vientos, y era impresionante oír 5 segundos antes las ráfagas que venían directamente desde el monte Caledonia, para batirse contra nuestro campo II con un a virulencia que nos metía el miedo en el cuerpo.
Llamamos por el teléfono satélite a Ushuaia y nos confirman que hay una fuerte borrasca de procedencia antártica y durara unos días, aunque en dos el viento aflojará, no así la precipitación. Luis Turi dice que estas son las condiciones normales en la Cordillera Darwin, de ahí que apenas se conozca una pequeña parte.
Después de este día parados, amanece un día más o menos digno, por no decir que nieva, sigue el viento y la visibilidad reducida, pero aquí es bueno solo el hecho que puedas salir de la tienda, por lo que nos ponemos en marcha hacia las ocho de la mañana para buscar el maldito paso.