Somos conscientes de que si no encontramos una ruta de descenso, la expedición habrá sido un éxito por la ascensión al Caledonia, pero un fracaso en cuanto a la exploración de un nuevo territorio glaciar.
Vemos muy al fondo otra montaña, y decidimos ir a por ella. Imaginaos la paliza que tenemos en el cuerpo. Hemos descendido del campo II del Caledonia, cruzado glaciares, neveros, rocas, escalada a una montaña, y ahora intentaremos el ascenso a otra montaña para intentar buscar el maldito paso de descenso al Glaciar Armada de Chile, y ¡¡todo con mochilas de 30 kg!!
Conseguimos la cima de esta segunda montaña con más roca que nieve, y desde su cima creemos ver en la distancia otra posible canal que desciende al glaciar. No lo pensamos mucho, funcionamos como autómatas, ¿y si esta canal no llega al fondo del glaciar? También sabemos con certeza que la expedición la daremos por terminada, pues no hay paso.
Iniciamos el descenso, con las pesadas cargas, y lo mismo que antes: rocas, pasos complicados, terrazas, más exposición y sufrimiento. Y de repente la pesadilla de antes regresa: ¡¡la parte final de la canal parece infranqueable!! Estamos tan cerca y a la vez tan lejos de conseguir el objetivo…
Hay que encontrar una solución y pasa por hacer dos rapeles. Esta vez podemos hacer dos tramos porque la orografía lo permite y de esta manera también bajaremos mejor las cargas a la espalda.
Sin más preparamos el primer rapel (descender por cuerdas desniveles muy acusados o verticales): baja Luis, seguido de Dani y Nacho. Os aseguro que no es fácil rapelar con mas de 30kg a la espalda en un terreno inestable y cayendo de vez en cuando piedras o rocas que se desprenden desde cualquier punto por el fuerte viento en altura.
Llega el turno de Emilio que protege a su cámara como si fuera un hijo suyo, y en cierta medida lo es, es la prolongación biónica de su cuerpo. Con su cámara sigue paso a paso todos los acontecimientos y rueda en unas condiciones terribles. Todo lo que hacemos los demás él lo hace igual y además lo rueda para nuestra serie Desafío Extremo en Cuatro. Algún día os escribiré cómo rodamos en nuestras expediciones, porque solo somos Emilio, yo, y en ocasiones mi hermano Kike. La peor parte de lejos la lleva Emilio, de hecho su cámara pesa más de 6kg, y le sigue a todas partes.
Me toca a mí el último en rapelar, mientras el resto del equipo esta montando el segundo rapel. Nos reunimos todos en un saliente y hacemos el segundo rapel. En total 100 metros de rapel que nos sitúan en un punto en el que ahora, si alcanzamos ¡¡por fin!! el glaciar Armada de Chile.
El OBSATACULO Nº 1 esta resuelto, hemos descendido al glaciar de la cara norte del Caledonia.
Instalamos un campamento junto a la morrena, por encima de nosotros miles de rocas de muchas toneladas que nos amenazan con desprenderse, pero ya no podemos más. Estamos exhaustos, y nos dejamos caer de rodillas para instalar las tiendas. ¡¡12 horas sin parar de nuevo¡¡. Cenamos lo de siempre: un sobre de pasta para dos, una chocolatina y para de contar que ya hemos entrado en racionamiento, hemos tardado mucho mas de lo que habíamos calculado, y si queremos continuar, pasa por racionar. Así que imaginaros este esfuerzo brutal diario con las mochilas súper cargadas y con solo una cena al día de pasta –viuda-. Esta resultando una expedición muy dura, pero estamos firmes en conseguirlo, siempre y cuando el resto de los siguientes tres OBSTACULOS nos lo permita.
Empieza a llover con mucha fuerza, calados hasta los huesos, y así de mojados nos vamos para el saco de dormir a calentar y descansar, estamos rotos. Mañana será otro día y nos espera el OBSTACULO Nº 2.
Estad atentos, que os prometo que si conseguimos atravesar los siguientes tres OBSATACULOS, os lo estaré contando puntualmente. ¡¡La expedición de exploración continua!! Nadie hasta entonces había pisado este glaciar, y las sensaciones son fascinantes. A partir de ahora cada día será igual pisaremos mas glaciares y pasos de montaña desconocidos que nunca antes nadie los piso.
Pd.- No puede ser, Kike ya esta “sobado” mientras le leía esta crónica: mi hermano es capaz de dormir en una pelea.
Jesús Calleja desde los confines de la tierra
www.jesuscalleja.es