Hemos vuelto a Wichita, amigos. A un lugar llamado Salina al que hemos llegado persiguiendo las grandes tormentas (ya llevamos más de 3000 kilómetros recorridos por la América profunda desde que llegamos a EEUU). Y estamos aquí porque se calcula que, en un radio de unos 350 kilómetros alrededor de donde estamos, hoy habrá un 5% de posibilidades de tornados. Es un área muy grande, y no son muchas las posibilidades, pero existen.
Están juntándose las masas de aire frío procedentes del noroeste, con las cálidas que vienen del Golfo de Méjico, hay mucho viento superficial que empieza a cargarse de humedad, ahora mismo hace muchísimo viento... la atmósfera es perfecta para que se formen tornados. Esas dos masas de aire se espera que choquen mañana en esta zona, así que habrá buenas posibilidades de cazar un tornado de máximo nivel 3, (un nivel 3 es un tornado de los considerados “fuertes” según la escala Fujita, y pueden provocar daños graves, destrucción de casas, trenes volcados, vehículos pesados levantados del suelo y arrojados a distancia...)
Está todo el mundo revolucionado: Sean Casey recopilando mil datos para poder cazarlo; y también a los otros que el aumento del nivel de actividad ha atraído hasta aquí: cazatornados, agencias, la caravana de camiones del proyecto Doppler on wheels (DOW), que llevan los únicos radares que miden con precisión la dirección y velocidad del viento..
Ellos también están excitados ante lo que nos espera, claro, pero no tienen tanto “trabajo”: porque ellos estudian las nubes, los tornados, etc... pero siempre desde la distancia. Nosotros, en el TIV, el coche de Sean, debemos acercarnos con precisión quirúrgica, ya que hay que calcular su trayectoria -con la mayor exactitud- buscar un camino para llegar a él, interceptarlo y clavar el coche al suelo antes de que nos pase por encima el tornado.
La precisión es muy importante porque puede que nos encontremos con uno cuyo extremo inferior mida solo 200, o 100 metros de anchura, con lo que el margen que tenemos para movernos no es muy grande, y además, estos torbellinos culebrean... Una locura.
Esto va a ir así: el meteorólogo tiene que “clavar” por dónde va a ir el tornado, y yo tengo que clavar, literal, el coche... Si, si, como lo oís. Sean estará en la torreta, Emilio grabando y yo... conduciendo el TIV, este coche a lo Mad Max que es el único que puede aguantar unos impactos bestiales, un viento superior a 300 km/h (¡espero no tener que comprobar hasta cuánto aguanta!).
Ayer Sean me dio un curso acelerado (en inglés, claro... que siempre es más complicado) para aprender a manejarlo, y saber mover las palancas y los hidráulicos, para que los flaps aerodinámicos y los anclajes se coloquen a tiempo. Es una responsabilidad y un stress tremendo, porque si no se ancla el coche, si no bajan los flaps laterales y frontales no aguantará la tormenta; si el tornado es fuerte, nos succionará. No puedo fallar.
Mañana va a ser un día importante, pero mucho más lo que nos espera en los próximos días. Cómo será que la NASA ha desplegado aquí un contingente brutal: 3 aviones, 40 científicos, 20 pilotos y mecánicos; forman parte de un proyecto que estudia en profundidad las tormentas -el DC3- en el que al parecer trabajan dos investigadores españoles. Están aquí para estudiar qué ocurre en la atmósfera en capas altas, porqué se producen tormentas tan violentas.
Las últimas noticias recibidas afianzan la previsión de que a partir del 23 se esperan seis días de altísima actividad, se van a dar unas condiciones perfectas para que se formen muchos tornados y muy violentos: choque de corriente de aire muy activa, y fría, con aire muy caliente y húmedo. Se calcula que pueden darse tornados F5, el grado más fuerte que existe. A esto le llaman “el Monstruo” cuando se producen estas condiciones perfectas.
En breve salimos hacia el aeropuerto para meternos en los espectaculares aviones de la NASA, cargaditos de instrumentos científicos, y nos pensamos meter hasta la cocina, porque a pesar del secretismo que lleva esta gente hemos conseguido que nos dejen entrar a grabar y contar lo que están haciendo.
Esto sí que es una suerte: hemos venido a grabar tornados, y llegan unos tan potentes que se moviliza hasta la NASA para venir a estudiarlos ¡y Desafío Extremo está aquí para ser testigo de todo!
Por fin, ¡nos vamos a la caza del tornado, amigos!