Unas islas del Jurásico a 22.000 km de casa (2 de 3)

cuatro 07/12/2009 21:32

Hemos contratado los servicios de John, un australiano vulcanólogo de los más reconocidos, para que nos guíe en esta mortífera isla.

No sólo los volcanes son extremadamente peligrosos, aquí da la sensación que todas las fuerzas destructivas de la naturaleza se han aliado.

Además de los volcanes más tóxicos de la tierra, hay tsunamis. El último de hace un mes provocó olas que llegaron a arrastrar hasta los aviones del aeropuerto de Port Vila, su capital. Por si esto no fuera poco, los habitantes de la isla de Ambry tienen o han tenido todos, y repito “todos” malaria cerebral, la variante más peligrosa de esta enfermedad… y esta es la época de su máxima actividad.

No contentos con la malaria, este archipiélago es golpeado por los ciclones a una media de uno por mes en periodo de monzones… que curiosamente es ahora. Las aldeas de esta isla son destruidas completamente todos los años, y en ocasiones hasta dos veces. Por esta razón las casas son frágiles, se construyen en menos de una semana y ni se preocupan de hacer casas más sólidas porque los vientos huracanados se las llevan por delante todos los años.

Hay que añadir que estamos en el llamado “cinturón de fuego del Pacífico” y los terremotos son frecuentes. Hace tan sólo 15 días ha habido uno de 8 en la escala de Richter, y un día antes de que llegáramos nosotros otro de 6 grados.

Pero sin duda alguna lo más mortífero de esta isla son los cuatro volcanes que expulsan esa gran cantidad de gases tóxicos que van desde el ácido sulfúrico al clorhídrico pasando por muchos otros cuyo nombre no sé ni pronunciar.

Hay periodos de actividad en los que los nativos tienen que abandonar la isla porque no crece ni un solo cultivo debido a la lluvia ácida que expulsan los volcanes.

En la costa el PH es de 6 ó 5, en las inmediaciones del volcán es de 4, y en el borde es 2 ó 1.

John nos dice que el PH 4 es como si te lloviera zumo de limón, PH 2 es igual que si te riegan con vinagre, y cuando el PH es 1… ¡es pura lejía!

Pues con este panorama pretendemos ascender a este lugar endemoniado, alcanzar el campo base que está en el borde de la caldera de 12 kilómetros de diámetro, y no termina aquí la cosa, porque queremos ir más lejos y descender al interior del cráter, donde se encuentra el lago de lava más grande y activo del planeta que expulsa esas 2.000 toneladas de gases letales.

El cráter se llama Bembeow. John nos dice que cree que nadie ha descendido a filmar un documental dentro del cráter porque es una “jodida” locura, y da la sensación que a él, eso, “le pone”, y quiere intentarlo con nosotros. Dice que ya era hora de que lo contratase alguien con ganas de “marcha”.

Este tipo está tan loco, que se ha atrevido a retarnos a dormir dentro del cráter. Está verdaderamente loco aunque reconozco que de su trabajo, de los volcanes, lo sabe todo.

Por supuesto que tanto en las proximidades del cráter como si intentamos descender al cráter hay que usar máscaras de gas e ir cubiertos para no morir en el intento.

Tenemos que equipar unos 240 metros de cuerda por las paredes verticales del volcán -con un cráter de un kilómetro de diámetro- que se descuelgan hasta el fondo, donde se encuentran los lagos de lava.

Me da la sensación que esta vez sí que iremos demasiado lejos, y además nos acompaña la persona “X” ganadora de DESAFIO EN HIMALAYA, a la que no sabemos si le hemos hecho un favor o la realidad es que ha ganado de premio una “GRAN PUTADA”.

Tengo a mi lado a la persona “X”, y os aseguro que después de ver este lugar se le ha cambiado el gesto y ha palidecido.

Haciendo un poco de cronología os diré que llegamos a esta isla en ese vuelo charter que os contaba al principio de la crónica, luego uno de los tres vehículos que hay en la isla nos llevo a la aldea de Wala, donde hemos acampado dos días para pedir permiso al jefe de la tribu.

Aquí las tribus tienen jefes que gobiernan como hace muchísimos años y todo permiso pasa por el jefe de la tribu, que ha tardado dos días en decidirse y nos da por fin el beneplácito para ascender y luego descender a los infiernos de este volcán de Bembouw.

Como anécdota os diré que, según nos ha contado John, un equipo de filmación muy famoso -yo diría que el más famoso del mundo por no decir nombres- intentó no hace mucho filmar el volcán. No pidieron permiso y no hicieron caso de las órdenes del jefe del poblado y… mataron a un cámara. El resto del equipo fue evacuado de emergencia en helicóptero (cagaditos de miedo).

Todo, absolutamente todo en esta isla mágica, es peligroso, aunque a nosotros las tribus nos parecen amigables y muy correctas con nosotros. Tenemos la ventaja que conocen a John y nos facilita todo.

La última noche tuvimos que beber el brebaje tradicional que te hace fuerte y además ofrecer nuestros respetos al bosque. Hay que engullir sin parar una concha de coco llena hasta el borde de una bebida alucinógena que se llama “KABA”. Afecta directamente sobre el sistema nervioso central.

Los más osados toman hasta seis conchas de coco y los irresponsables como nosotros, nos bebimos ¡tres conchas! arengados por los jóvenes del poblado.

 

Se bebe mirando al bosque y a los diez minutos, el cuerpo se me quedó laxo, sin fuerzas, las piernas me pesaban una tonelada, los movimientos muy lentos, él habla también y se me desató una especie de euforia. Un hormigueo por toda la cara me dejó casi paralizado un lateral de la cara. No sentía los labios, la boca, los gestos, incluso parpadear era raro. Después risa, emoción, y más laxitud, así son los efectos de esta bebida que te hace, según dicen ellos, entrar en trance.