Guatemala es un país hermoso y sorprendente. Pero grabar Desafío en el Abismo ha sido complicado. Imaginaos a cinco vehículos repletos de guionistas, cámaras y técnicos de sonido, más los aspirantes, más el equipo de intendencia del campamento. Todo ello formando un convoy con un coche de militares de las fuerzas especiales por delante y otro cerrándolo, en la parte de atrás. Un jefe de seguridad de la provincia muy alterado nos insiste en que no podemos demorar más la salida. Tenemos seis horas de viaje y por nada del mundo debemos viajar de noche.
Al llegar a nuestra aldea, El Manantial, en la región de Petén, entramos en un mundo rural aislado de todo. Nunca habían tenido a visitantes extranjeros en el pueblo. Una vida muy básica, rural, en un entorno paradisíaco. Este país es húmedo y la vegetación es exuberante. Entrenamos aquí en la ceiba más espectacular que jamás haya visto, para enfrentar una prueba en un mega-cenote del tío Humberto, en el que hemos montado un sistema de cuerdas espectacular, de más de 300 metros sobre el abismo. Los chicos agradecen el contacto con la gente. Siguen entrenando duro, aunque aquí les espera otro tipo de prueba, más angustiosa si cabe que el vértigo y la fatiga…