Y por fin, la recompensa
A cabezones y tozudos no nos gana nadie, y ya avisamos de no íbamos a rendirnos en nuestro objetivo de meternos en el interior de un tornado. Un desafío que ha resultado toda una experiencia, frenética y estresante, sobre todo al final!
Como ya sabéis, regresamos de USA a primeros de junio, tras pasar todo un mes recorriéndonos el Tornado Alley, en busca de las tormentas más bestiales que jamás pude imaginar que iba a vivir (pero me equivocaba). Y estuvimos solo unos días en casa, justo hasta que Sean, el cazatornados, nos confirmó que se habían producido nuevas alertas de grandes tormentas y que había muchas posibilidades de tornados para próximos días en Estados Unidos, así que... ¡allá fuimos de nuevo!
Y menuda paliza, amigos... En estos últimos cinco días hemos hecho prácticamente el doble de kilómetros que en las cuatro semanas que estuvimos buscando tornados para interceptarlos. Estoy agotado, y es que hemos dormido, comido, cenado y vivido en el TIV todo este tiempo. Nada de moteles, no hemos parado, ha sido una paliza de kilómetros monumental, estresante como nunca... pero queríamos hacer el mejor programa posible, y sí señor, ha merecido la pena, y lo comprobareis en el programa de Desafío Extremo.
Curiosamente estas nuevas oleadas de tornados han comenzado en Canadá y han llegado hasta Missouri, pasando por Nuevo México, y un montón de estados más: empezamos a perseguirlos en Kansas, de Kansas fuimos a Nebraska, después a Dakota del Sur, Dakota del Norte, llegaron a Canadá, Missouri, Minnesota, Iowa... volvimos a entrar en Oklahoma, Texas, Nuevo México... En total, 10 estados, y cruzando hasta Canadá. Es decir, la misma distancia que hay de Madrid a Pekín, en 5 días, ¡tremenda maratón! Seguir los tornados ha sido muy duro y sacrificado, pero al final, el último día... tuvimos recompensa.
Y es que pudimos volver a cazar un tornado, amigos: vimos cómo se preparaba la tormenta, la nube de rotación, cómo caía granizo como pelotas de golf, cómo se inundaban los campos, los pueblos... Dos enormes células se fusionaron convirtiéndose en una megacélula, y de ahí salió un tornado bestial. En vez de ser un tornado lateral, que están, digamos, fuera de la acción de la lluvia y del granizo, como otros que hemos visto, este monstruo salió del mismo centro de la tormenta. Esos son los más peligrosos porque no se ven, al ir camuflados en el granizo, en la lluvia. Y se formó, ya de noche, y después... la mayor confusión que he vivido en mi vida.
Nos golpeó y no sabemos si nos dio de lado, si nos pasó por encima... porque no veíamos absolutamente nada. Lo que sentimos fue el latigazo, un vapuleo brutal, pero no podemos saber qué tipo de tornado era. Eso sí, tenemos unas imágenes espectaculares de cómo nos metemos en la boca del lobo, como se vuelve de pronto todo negro, con ráfagas de agua que nos llegaban lateralmente, a ras del suelo, impulsadas por los rapidísimos giros de 360 grados que da el tornado.
Fue una locura, un stress brutal: registramos ráfagas de viento de hasta 172 km/h antes de que se bloqueara el aparato, y antes de quedarnos inmersos en el tornado, en medio del estruendo, la lluvia, el viento...y el TIV meneándose de un lado a otro. De hecho llegué a atravesar una autopista ¡a lo ancho!
Salí de un cruce y la atravesé sin darme cuenta ni percatarme ni de dónde estaba... hasta que por fin pude parar en la cuneta. Fue una situación muy estresante, le pasé los mandos del TIV a Sean porque yo quedé como en shock, colapsado, realmente pensaba que no salíamos vivos de ésta.
Si ves venir al tornado, te preparas para enfrentarte a él: aproas, metes las defensas, estás listo para la embestida; pero éste nos atacó sin poder ver por dónde nos venía y sin poder colocar los flaps, las defensas, los anclajes... me sacó de la carretera! ¿Qué fue eso tan tremendo que nos arrolló? Un F1, o un F2... nunca lo sabremos, pero desde luego, si llega a ser un F3 o un F4, salimos volando, seguro. Si fue un F3, nos golpeó lateralmente, si fue un F2 nos pasó por encima. Cuando veáis el programa podréis juzgar la magnitud de la salvajada en la que nos metimos.
Cazar tornados ha sido una experiencia muy radical, ha sido un desafío largo, y ha sido duro, pero hemos podido filmarlos muy de cerca, hemos visto en primera línea de lo que son capaces, nos han llegado a golpear, hemos vivido tormentas bestiales... y hemos acabado viviendo una experiencia radical con este tornado que nos arrolló en medio de las condiciones más estresantes y violentas que os podáis imaginar, de noche y en medio de una confusión total. Pero ha merecido la pena, amigos, ¡y lo veréis en Desafío Extremo!
Ahora toca descansar... solo por unos días, ¡hasta muy pronto!