El extraño mundo submarino del ártico (2 de 2)
De este placton se alimentan diferentes especias mucho más grandes.
En primer lugar están los peces que comen directamente este plancton. Estos peces son comidos por peces más grandes, que a su vez son devorados por focas o morsas, que a su vez son comidas por las orcas o por el mayor depredador terrestre, que es el oso polar.
También hay otro tipo de plancton que se llama krill formado diminutos crustáceos como pequeñísimas gambas, que también se alimenta del fitoplancton y que, curiosamente, constituye la comida del mayor animal que puebla el planeta: la ballena.
Como veis es una gran cadena biológica alimenticia, que es muy sólida, pero a la vez muy frágil. El cambio climático o los vertidos químicos pueden alterar tanto esta cadena que la vida de millones de animales estaría en peligro. Pocos lugares como el Ártico y el Antártico son tan frágiles ante posibles desastres o desequilibrios biológicos.
Nosotros lo hemos visto con nuestros mismos ojos y para mí personalmente ha sido fascinante ver dónde empieza todo: debajo del hielo, con esa especie de telarañas de color verde que cuelgan debajo de cualquier trozo de hielo, haciendo que todo el mar helado del Ártico esté lleno de la fuente de la vida.
Es alucinante que en un lugar donde sólo hay hielo esté la fuente de vida del mundo submarino en estas latitudes.
Esa es la suerte que hemos tenido al bucear en el Ártico. Ves cómo comienza todo. La maravilla de la vida y la adaptación, tan impresionantes en un lugar tan radicalmente hostil.
Han sido días duros de mucho trabajo y sacrificio. Nos hemos sumergido en estas gélidas aguas, hemos pasado mucho frío y, sobre todo, sustos. Es un mar de hielos inestables, el frío te atenaza todo el cuerpo, y manejar un equipo tan complicado con estos factores en contra, hace que las situaciones de alarma se den casi todos los días en los que buceamos en estas peligrosas pero bellas aguas; o mejor dicho hielos.
Mientras pasa la nevada, os escribo esta crónica. Me queda poco tiempo, pues tenemos que salir de la banquisa en unos días. Estamos entrando en mediados de junio y, en tan sólo dos semanas más, donde nos encontramos ahora, será casi seguro mar líquido y, como comprenderéis, no podemos quedarnos mucho más tiempo. Los inuits nos advierten que se está produciendo ya el cambio del estado sólido al líquido y, cuando decide hacerlo de repente, el proceso es muy rápido y podemos quedar atrapados en un témpano de hielo flotante, como ya ha ocurrido. Esto es algo que no me gustaría experimentar.
Antes tiene que dejar de nevar, haremos un último buceo y saldremos de aquí pitando, antes de que el agua se haga dueña de este entorno.
Después muchos kilómetros de moto de nieve llegaremos a Pond Inlet y, de nuevo, el retorno en avionetas de pequeño tamaño que te van llevando a pequeños aeropuertos, cruzando el Ártico, y el famoso “Paso del Noroeste”, hasta llegar a Ottawa. Pero eso todavía está a más de 3000 kilómetros de donde nos encontramos.
Espero veros pronto.
Jesús Calleja desde la tierra de los esquimales. Mejor dicho, desde el pueblo inuit, los únicos verdaderamente adaptados a este mundo de hielo.
www.jesuscalleja.es