Exploradores de lo desconocido (3 de 3)
Descendemos y, ya tarde, acampamos muy cerca de la cascada de agua en pleno glaciar, encima de la nieve y hielo. No hay otro sitio, esto es un mar de eso: hielo y nieve. Cenamos al aire libre a pesar del frío, no queremos perdernos nada de esta brutal belleza. De frente esa masa poderosa de hielo que es el glaciar Alemania, detrás la cascada de agua que se traga el glaciar, a la izquierda el pico Italia descomunal, a la derecha el pico Darwin, el Jano, y junto a nosotros aunque a distancia de seguridad una cascada de hielo caótico que es una barbaridad, se rompe cada media hora y hace vibrar el suelo donde tenemos instalada la tienda.
No sabemos a donde mirar, todo es fascinante.Nuestros ojos son los primeros en ver estas bellezas desde esta situación. Sin duda alguna nos sentimos los mas afortunados del mundo y prende en nosotros la exaltación de la amistad. Argentinos y españoles unidos en la exploración de nuevos lugares que permanecían ahí ocultando sus bellezas incomparables a lo desconocido. La naturaleza en su máxima expresión.
Esperemos que las imágenes que hemos filmado trasmitan aunque sea en parte esto que nosotros estamos disfrutando y os podamos contagiar de nuestro asombro. Este lugar nos esta dando mucho mas de lo que imaginamos, y lo mejor es que continuamos en la exploración de este territorio.
Próximo objetivo: descender por completo el glaciar Alemania, atravesando este valle glaciar al completo. Veremos todas estas montañas de cerca, y luego intentaremos descender su cascada de hielo, para alcanzar la laguna glaciar que la foto satélite nos muestra, y después los bosques de lengas, para por alguna senda de guanacos encontremos una ruta que nos lleve a un bahía sin nombre donde daremos las coordenadas al capitán de nuestro velero para que nos recoja. Por cierto hoy le hemos llamado para darle nuestra posición y él avanza con el velero por el canal de Beagle en nuestro rescate, al punto que salgamos.
Es de noche, estoy realmente muy cansado, todos duermen, pero no podía dejar de escribir esta crónica para no olvidar ningún detalle de lo que hoy hemos vivido, y además quería compartirlo con vosotros.
La única incógnita es que quedan DOS OBSTÁCULOS: EL TRES Y EL CUATRO. Tenemos que pasarlos si queremos llegar al punto de extracción, porque de lo contrario tendríamos que deshacer la ruta que nos ha traído hasta aquí, y eso sería terrible, pues el cansancio y la ausencia de comida nos pondrían en una situación crítica.
La foto satélite nos indica que hay salida pero hay que librar estos dos claros OBSTÁCULOS, en forma de barreras de pináculos que eleva el glaciar en su descenso hacia el mar. Son gigantescos, y seguro que no podremos escalarlos por lo consecutivos que están los unos con los otros, tendremos que esquivarlos con rodeos, como si de un gran laberinto se tratase. Estoy seguro que lo conseguiremos pues dar la vuelta no es una alternativa, sólo pensamos en salir hacia delante.
Sólo espero que no estemos dentro de un laberinto sin salida, porque esto sí que sería un verdadero problemón. Os dejo hasta mi próxima crónica desde mi pequeña tienda de campaña iluminada en la noche por la luz de mi linterna mientras golpeo las teclas en mitad de ruidos roncos, profundos e atemorizantes del continuo desprendimiento de avalanchas de hielo por todos los sitios. Nosotros, bien seguros en mitad del enorme glaciar.
Mañana a seguir explorando, en la nueva ruta que hemos trazado en una foto satélite nunca hasta ahora realizada por nadie.
Espero escribiros al menos cuando sorteemos el OBSTACULO Nº 3.
Jesús Calleja desde los confines del último planeta