Os escribo desde el corazón de los Estados Unidos. No es la América típica de las pelis, esta es la América de los currantes, de las grandes llanuras, tiene un sabor especial. Todo es a lo grande... en especial las tormentas, y los tornados, y es eso precisamente lo que nos ha traído hasta aquí. Estos fenómenos tan destructores se dan, principalmente, por el choque de la masa de aire frío, ártico, que proviene desde Canadá -y que no encuentra ninguna cordillera en medio que la frene- con el aire cálido que llega desde el Golfo de México, y que lleva mucha humedad. Esto provoca un tipo de tormenta conocida como superceldas, que contienen mesociclones, que son como un pequeño huracán con rotación, va girando, y que alcanza una presión extraordinaria que alivia a través del tornado.
Son como una corriente que se descuelga desde la parte alta de la nube con otra corriente ascendente y que provoca tremendos vientos. Pueden ser desde débiles (tornado de fuerza F0) causando daño a árboles pero no a estructuras, hasta muy fuertes (fuerza F5), esos pueden arrancar edificios de sus cimientos.
Pues bien, llegamos hace unos días a Wichita, en Kansas, y aquí conocimos a Sean. Sean se ha construido un vehículo, casero, el TIV (Tornado Interception Vehicle) que pesa 6500 kg, con flaps aerodinámicos, con un blindaje de 8 pulgadas de acero... ¡es como ir en el coche de Mad Max! Él cree que puede aguantar un tornado de fuerza F3, pero aún no lo ha probado (un F3 puede llegar a 320, o 350 km/h).
En cualquier caso, una cosa es que pueda soportar ese viento, y otra es que en el tornado vengan árboles, coches, tejados, o vigas... ¡o lo que venga! Nos lo contaba él mismo: “Imaginaos el impacto de un árbol de 4 toneladas de peso a 350 km/h... ¡es una bomba!” Así que hay que intentar adentrarse en uno que no haya atravesado un bosque, o una fábrica (los elementos metálicos que arrastra actúan como metralla)... hay que dar con el tornado y tratar de identificar qué va en ese tornado, y por dónde ha pasado, pero aún así nunca sabes lo que va a pasar.
Y es que es muy difícil cazarlos: con la tecnología actual tienes grandes posibilidades de ver dónde se va a producir, pero nunca sabes con seguridad si se va a producir, ni en qué posición va a salir, ni que tú lo encuentres en su trayectoria. Porque viajan muy rápidamente, pueden ir a 50 km/h, o a 20 km/h, incluso a 100 km/h como se les ha visto, y culebrea mucho, sube, baja... Es muy difícil interceptarlo.
Pero para eso tenemos a Sean, que es el más experto cazatornados de USA, ha conseguido grabar desde el interior de un tornado en 12 ocasiones, y nosotros hemos venido en la que va a ser justo la decimotercera ocasión en que lo intenta (por cierto vaya yuyu eso de ser la treceava ocasión...) Fue el primero que lo logró para el Discovery Channel, el único que tiene un vehículo capaz de resistir un impacto de 300 km/h (y puede que más) y ahora van a ser nuestras cámaras de Desafío Extremo las que filmen cómo se intercepta un tornado y cómo es el interior de uno de estos bestiales fenómenos meteorológicos... Estamos muy contentos de poder enseñároslo en Desafío Extremo. Porque es la primera televisión que deja entrar en el TIV para grabar algo tan tremendamente complicado de conseguir.
Vamos en dos vehículos, uno, el que conduzco yo, que se llama Casa de perro, muy protegido también, con el que te vas acercando al núcleo de la tormenta. Cuando estás cerca te pasas al otro, al TIV, para entrar dentro del tornado, y te siguen grabando a distancia, desde el de Casa de Perro, cómo te internas dentro de él. Bueno, pues el pobre “Casa de perro” está abollado que parece que le ha caído una granada, y eso es solo por las bolas de granizo que se desprenden de las tormentas próximas al tornado... Nos dicen que caen como balones de balonmano ¡glup!
Desde que llegamos a USA nos hemos movido mucho, hemos recorrido ya Kansas, Oklahoma, Texas buscando tormentas que pueden llegar a formar tornados (de momento el nivel de tornados es bajo, pero las tormentas son muy intensas, muy fuertes ¡espectaculares!) y ahora estamos en Nuevo Méjico, donde por fin ayer localizamos una grande.
Para nosotros, para Emilio y para mí, fue una tormenta bestial, y mira que estamos acostumbrados a ver tormentones en montaña, pero nunca habíamos visto nada igual, ¡era impresionante! En estas llanuras se identifican increíblemente bien: el anillo circular, las corrientes de aire, los colores... ¡¡algo exageradol! Y para ellos era algo de clase media, normalita. Después de ver esto, no nos queremos ni imaginar lo que debe ser estar dentro del tornado... ver venir eso de frente y meterte dentro debe ser una auténtica locura.
Aquí en Nuevo Méjico hemos estado con los responsables de una oficina gubernamental dedicada a identificar a los tornados, y entender mejor su funcionamiento, porque causan cada año muchísimos daños tanto humanos como materiales (miles de millones de dólares) y es vital tratar de entenderlos. Y bueno, aquí Sean es como una superestrella, todos le conocen, le quieren hacer fotos, nos paran por la carretera...
Ayer estuvimos también en el Centro Nacional de Meteorología donde nos han enseñado cómo trabajan, sus camiones, sus radares Doppler... estos radares son básicos: son los únicos que pueden medir la dirección y velocidad del viento con precisión. Pueden identificar la carga de una nube, qué cantidad de agua tiene, si es granizo, de qué tamaño son las bolas de granizo, la intensidad...se puede decir que “ven” dentro de una tormenta.
Toda esta información que viene desde el Centro de Predicción de Tormentas (en concreto desde Norman, en Oklahoma), junto a los datos que se suministran desde los camiones del proyecto “Doppler on wheels” (“dopplers sobre ruedas”), y que cuentan con enormes radares doppler, le llega vía satélite y vía online a Brandon, un prestigioso meteorólogo que acompaña siempre a Sean. Según llegan los datos va recopilándolos y analizándolos, y va viendo dónde se produce la tormenta y ve cómo se intensifica, son capaces de adentrarse en ella exactamente por donde quieren. Brandon predice lo que va a ir sucediendo y Sean dirige el TIV en función de lo que él le indica. Ayer, cuando íbamos a la caza de la tormenta, nos iba descubriendo todo “ahora anillos fuertes de turbulencia, ahora viene aparato eléctrico peligroso, ahora cortina de agua, ahora cazaremos el centro de la tormenta, orientamos el coche hacia el noroeste y en dos o tres minutos vendrá cortina de granizo, de pulgada y media de grosor....” y efectivamente íbamos viendo según nos metíamos en el centro de la tormenta cómo todo eso iba sucediendo.
Nos las vimos con vientos muy fuertes, de hasta 120 km/h, y una granizada tremenda con bolas de más de 1 cm que dejó todo anegado, los campos blancos y el coche lleno en los segundos que abrí la puerta para grabar (y en los que me tuve que poner el casco!) Emilio y yo, que íbamos en el Casa de perro, ni nos oíamos y estábamos a 40 cm uno del otro, el estruendo era terrible! Las lunas del coche resisten, porque lleva blindaje con rejas (como Mad Max) que bajamos para proteger los cristales y poder meternos en el corazón de la tormenta.
Ahí nos dejamos bombardear por el granizo, que llega a abollar la chapa y a agujerearla, y acaba mojándose el interior del coche... Y esto es una tormenta normal para ellos, ¿sabéis...?
Estoy viendo ahora mismo en los partes meteorológicos los frentes de otra gran tormenta que se está formando; está lloviendo muy fuerte ya, truenos, relámpagos... y efectivamente me confirma Sean que nos vamos ¡ya! a cazarla, nos vamos hacia el interior de la tormenta, amigos, hasta muy pronto!
Jesús Calleja