Me emocioné al ver a los cuatro finalistas que llegaron al último episodio. Verles tan ilusionados me reconforta enormemente y me doy cuenta de lo afortunados que somos al hacer los que nos gusta.
Quisimos comenzar con una gran prueba para crear rápidamente una atmósfera de final, lo que no nos imaginábamos es que la madre naturaleza también iba a querer sumar tensión al ambiente. Mientras estaba colgado a 50 metros de altura sobre la Laguna Magdalena, un terremoto de 7,4 grados en la escala de Richter sacudió Guatemala y gran parte de Centroamérica. Fue un día triste para el país, ya que tuvieron que lamentar docenas de muertos. Afortunadamente, el equipo del programa no sufrió ningún daño.
Después del susto, nos trasladamos a nuestro destino final: Chaculá, una zona preciosa donde los aspirantes iban a vivir las jornadas previas a su desafío final. La verdad es que los chicos estaban muy nerviosos, sabían lo que se jugaban, y la tensión se podía cortar con un cuchillo. Menos mal que tengo al chamán que me ayudó a que sacaran las emociones que llevaban dentro.
Ya sólo quedaba el desafío final: el Hoyo Cimarrón. Una prueba impresionante a la que llegaron en helicóptero, y que debido a su gran complicación, tardaron ¡dos días en completar!. Creían que era broma, pero dos de ellos tuvieron que dormir en hamacas suspendidos en el abismo, a 150 metros del suelo. ¿Creéis que consiguieron dormir?. Fue un momento alucinante, y una verdadera prueba para sus nervios, pero el esfuerzo valió la pena, y os garantizo que los dos que salieron del hoyo, lo hicieron como personas nuevas. Ahí está la grandeza del alpinismo.