"Hacia el corazón del volcán... Y trabajando codo con codo con la ciencia. Los vulcanólogos que nos acompañan no podrían hacer las mediciones que van a hacer si no fuera por el equipo de Desafío Extremo, y nosotros estamos encantados de esta relación tan estrecha con estos científicos y colaborar en los avances que logren de su expedición a los volcanes más activos de África.
De no haber sido por ellos, por Pedro y David, los vulcanólogos, habría sido imposible del todo haber entrado en el Parque Nacional Virunga, en el Congo. Han obtenido el permiso del Observatorio Vulcanólogico de Goma para que nos dejen adentrarnos y aproximarnos al volcán Nyamulagira, nuestro primer objetivo en este nuevo Desafío Extremo. Porque está estrictamente prohibido entrar en él no solo por la peligrosidad del volcán en sí, sino por el riesgo de un ataque de la guerrilla.
Nada más llegar al Parque, ¿qué nos encontramos? 16 soldados, armados hasta los dientes, que iban a ser ¡nuestra escolta! Pero con cinturones de balas alrededor del cuello y todo, ¡¡como en las películas!! Nos hemos quedado impactados, entre eso y que por la carretera nos tiraban piedras cuando veían que en el coche en el que íbamos iban blancos... os podéis hacer una idea del ambiente que se respira aquí, en el Congo. Es tremendo, se ve mucha, mucha miseria, de un nivel que nunca había visto.
La gente carece absolutamente de todo, la vida no vale nada, pueden matarte por... ¡por nada! La situación en el país es muy muy delicada. Tienes que ir hiperprotegido, y en ese sentido el Parque se ha portado increíblemente bien con nosotros. Nos hemos adentrado en la selva en nuestro camino hacia el volcán, con auténtico canguis, porque parece que en cualquier momento te van a salir en medio de la senda a asaltarte, y no es un miedo absurdo: a 50 kilómetros de aquí (¡a 50 km!) están quemando pueblos, aniquilando a sus pobladores, violando a las mujeres y llevándose a los niños para que trabajen en las minas. Hay 23.000 efectivos de la ONU y la situación está totalmente fuera de control.
Continuamos avanzando por la senda, rodeados de nuestros escoltas, hasta que por fin vimos el Nyamulagira. Y vimos que, efectivamente, es un volcán de los llamados “en escudo”. Tiene unos 3.000 m de altura y expulsa el 50% de todo el dióxido de azufre del planeta, incluídos todos los volcanes del planeta. Es el gas más venenoso de los que expulsan los volcanes y, para los científicos, es toda una rareza. A este volcán le han salido 2 volcanes parásito, uno de ellos entró en erupción en noviembre _se apagó hace unos 10 días_ y el otro ha erupcionado recientemente, y es donde hemos estado. Según nos dicen los vulcanólogos, hemos sido los primeros en realizar mediciones de los gases que emana, y los primeros en documentar científicamente este volcán.
Al ver la importancia de todo esto, cambiamos nuestro objetivo inicial: para obtener la mayor precisión científica en los datos que recojamos, hay que acercarse lo máximo posible al volcán en activo, así que ese iba a ser nuestro Desafío Extremo. Porque NADIE se sube a un cráter de un volcán en actividad, ¡es una locura! Para empezar lanza continuamente piroplastos (lava) del tamaño de un coche al aire. Y, si te pillan, estás frito (¡en el más estricto sentido de la palabra!).
Nos hemos armado de valor y todos, del primero al último, incluido al soldado que nos acompañaba en esos últimos tramos (y al que hemos tenido que convencer para que pudiéramos subir) hemos hecho de tripas corazón y nos hemos encaminado hacia el borde del cráter ¡de un volcán en plena actividad! Hemos llegado a aproximarnos a solo 15 metros del borde, hasta un punto en el que ya el calor era inhumano, insoportable. Con la pistola de termografía que mide la temperatura en mano, hemos podido ver que a 1 metro de nosotros, el suelo, las piedras sobre las que caminábamos, estaban a ¡¡450 grados de temperatura!! Estábamos tan cerquita que las botas se quemaban, las suelas comenzaban a deshacerse, a derretirse. Todo esto en la ladera del cono volcánico, con unos 45° de inclinación.
Si no me coge el soldado, meto de lleno el pie en una de las zonas latentes a 450 °, porque no se ve fuego, no se aprecia la diferencia a simple vista. Y es que en un paso, de una zancada pasas de 70° a 450°. ¡Claro!: el volcán está en plena actividad, lanzando bombas de lava que son expulsadas a 100 metros de altura. Nuestros vulcanólogos, que vienen del Instituto Vulcanológico de Canarias, que es de los mejores del mundo, nos han soltado una frase hoy que lo dice todo: nunca han hecho nada tan extremo, tan bestia, en vulcanología. Y muy alucinados, además, con la facilidad con la que nos metemos en follones de esta magnitud (¡¡les hemos dicho que la ignorancia es lo que tiene, que te vuelve muy atrevido...!!).
Ahora en serio, amigos, lo que hemos hecho en este volcán parásito del Nyamulagira es algo radical y peligroso de veras: mientras estábamos en el punto al que hemos llegado, a 15 metros del borde del cráter, discutiendo qué hacíamos, qué no (por un pelo no hemos grabado la caldera) nos hemos movido… y unos segundos después han impactado piroplastos a 1000 grados de temperatura... ¡¡¡¡No nos han matado por unos 15, 20 segundos!!!!
Para poder hacer todo esto, montamos un campamento al que volvimos tras toda la tarde filmando el volcán y a las 03.30 h de la madrugada, como trastornados, otra vez hacia la zona roja, en la que caen los bombazos magmáticos del volcán, con los frontales a hacer mediciones. Avanzamos todo lo que pudimos hasta que ha llegado un momento en el que no se resistía la tensión por las cosas que caían a nuestro alrededor, lo que expulsaba el volcán, y hemos decidido dar marcha atrás porque era un auténtico suicidio.
Pero ¡hemos conseguido el primer Desafío, amigos! y con creces, tanto para nosotros como para ellos, para quien ha sido la exposición más extrema que han hecho en su vida a un volcán.
Ahora estamos de vuelta en Goma, para descansar un poco porque estamos reventados, llevamos varios días sin dormir, y hay que preparar el siguiente reto. El que nos va a llevar al gran Nyiragongo: descenderemos por el cráter, rapelando, utilizando hasta 600 metros de cuerda. Dormiremos a 100 metros del lago del lava más grande del mundo.
Mañana dedicaremos el día a entrenar a los vulcanólogos, nunca han hecho rápel ni escalada. Y el primero que van a hacer es de 600 metros y con varios tramos volados, en el vacío. Trabajaremos con un equipo belga que está aquí y quiere tomar muestras (estarán dos días, nosotros estaremos seis). Hay que equipar la pared, colocar la cuerda, cosa que no es nada fácil porque la roca es muy descompuesta, no hay dónde sujetar bien los amarres, podemos provocar avalanchas de roca.. en fin. No es nada fácil. Además el volcán emite muchos gases, CO2 y Dióxido de azufre, por lo que hay que estar muy alerta ante la necesidad de una posible evacuación, durante las 24 horas que pasaremos en el interior de un volcán, el volcán potencialmente más peligroso del planeta, el único que puede matar a 2 millones de personas.
Y lo mejor: estamos metiéndonos de lleno, colaborando más que nunca con la ciencia. Los vulcanólogos no podrían hacer las mediciones que van a hacer si no fuera por el equipo de Desafío Extremo, y nosotros estamos encantados de esta relación tan estrecha con estos científicos y los avances que logren de su expedición a los volcanes más activos de África.
Mañana nos vamos hacia el corazón del volcán, amigos..."