Amazonas, fuente de la vida
Hola amigos, de nuevo embarcados en una apasionante aventura. Sin duda va a resultar impredecible…
Queremos hacer un vuelo en globo en plena selva del Amazonas, y además batir el record del mundo de distancia en vuelo en un globo de aire caliente.
Nadie vuela en globo en la selva. Sólo se conoce el vuelo experimental de un francés y el realizado hace 10 años por tres catalanes, que recorrieron 30 kilómetros. Así que nos pusimos en contacto con esos tres catalanes, que tienen una empresa en Igualada de vuelos en globo (Globos Kon-Tiki), lo discutimos, y aquí estamos .. Angel, Carles, Miquel, Emilio (mi cámara) y yo .. con la intención de batir ese record de distancia. Nuestra intención, volar entre 150-200 km. Esa distancia, en globo de aire caliente, es una “burrada”, y hacerlo en la selva aún más, las térmicas nos pueden enviar a Dios sabe dónde…
Además, la temperatura es tan alta en el Ecuador (estamos sólo a 200 km), que necesitamos mucho gas para desplazarnos: dentro del globo la temperatura será de unos 115 ºC (a 120 ºc, la vela se derretiría y nos mataríamos). A lo que hay que añadir que, en la selva, no hay más que árboles, algunos de 40 metros, y ríos que son afluentes del Amazonas. Es una auténtica locura, porque sólo podremos aterrizar en los árboles o en los ríos y, si hay suerte, en alguna playa diminuta.
Estamos en Manaus, la capital de la región de la Amazonia en Brasil, la última ciudad en esta parte tan hostil del Amazonas. A partir de aquí, hacia el Oeste, no hay más que pequeñas aldeas y tribus. Cuanto más arriba, más aislamiento, y muy poca comunicación con blancos.
Hemos contratado a un catalán que lleva 21 años en Manaus, allí montó su empresa de aventura (JRD Amazonas), y él nos da la logística adecuada. Necesitamos un barco que nos tendrá que rescatar allá donde nos estrellemos, y que remontará unos 500 km. navegando por el río Negro, principal afluente del Amazonas. Después, despegaremos desde un lugar llamado Barcelo, e intentaremos batir este loco récord. Repito, nadie vuela en la selva por la extrema dificultad del perfomance del vuelo, y sobre todo porque un globo no se maneja, no tiene dirección, vas dónde te lleve el viento. No tenemos ni idea del lugar al que iremos a parar, y menos aún dónde y cómo aterrizaremos ¿en la copa de una árbol de 40 metros? ¿en una playita? ¿en un gran río? ¿en un afluente? ¿en mitad de la selva...?
Todo es una grandísima incógnita, y un helicóptero no podrá sacarnos si caemos en mitad de la selva, no puede ni aterrizar, ni vernos, así que seremos autónomos y tendremos que sobrevivir en este lugar infectado de cocodrilos, boas constrictor, anacondas, jaguares, rayas arponeras, peces eléctricos, peces parásito que se meten por el culo, culebras venenosas, etc… Estamos en la selva más radical del planeta, muy en el interior, donde se calcula que unas 70 tribus aun no están contactadas, donde la malaria está presente en cada rincón, con millones de mosquitos.
En fin, una auténtica aventura loca. Cuando en pleno siglo XXI, sólo dos expediciones han sobrevolado en globo el Amazonas, podéis imaginaros la dificultad de la que hablamos.
Si conseguimos este record y salimos airosos, será sin duda el primer gran récord mundial que batiremos en la serie Desafío Extremo. Una aventura radical, excitante, misteriosa, loca, con un desenlace que nadie puede predecir…
Por si fuera poco, los únicos que no sabemos volar en globo, somos Emilio y yo .. y a Emilio le toca grabar, y a mi aprender en sólo una semana a volar en globo de aire caliente … y tendrán que darme la suelta!… es decir, tendré que volar solo desde un punto a otro, y conseguir aterrizar con el menor daño posible. Os recuerdo que sólo hay dos lugares donde aterrizar: o en plena selva o en los ríos.Si consigo superar el curso de vuelo express y hacer la suelta (volar solo), estaré listo para empezar el récord. Si no lo consigo, no me dejarán acompañarles a batir el record.
El Desafio lo haremos en dos globos, yo pilotaré uno junto a Ángel y Emilio. El otro lo pilotarán Miquel, Carles y Renato (un piloto brasileño). Después, cuando caigamos o aterricemos, nos tendrá que rescatar Javier con su equipo. Ésto lo filmarán otros dos compañeros cámaras que estarán en el barco: Mario y Belén. Javier tendrá que buscarnos usando el barco como campo base, avanzando por el río principal. Probablemente después, en canoas muy pequeñas, tendrán que adentrarse por afluentes -donde ni ellos han navegado- hasta localizarnos, allá donde nos encontremos. Dependemos de ellos para sobrevivir. Si no nos localizan, nuestras posibilidades serían muy limitadas. Estamos en la selva más peligrosa y radical del planeta, y el caprichoso aire nos dirigirá a cualquier lugar…
El día 6 llegamos a Manaus, hicimos las compras finales de comidas, cuerdas, aparejos de pesca, etc… zarpamos aguas arriba, en un pequeño barco local, en dirección Oeste por el Río Negro, uno de los principales afluentes del Amazonas. Hoy os escribo desde una pequeña aldea de 31 familias, junto a un afluente que se llama Culleras.
Aquí la vida es sencilla, cultivan mandioca y poco más. También pescan. Su vida es tranquila, parecen felices, nos miran con gran sorpresa, y para nosotros también es fascinante comunicarnos con ellos, que nos dejen fondear en su aldea para preparar el primer vuelo de entrenamiento. Aquí pasaremos dos días entrenando. Miran sorprendidos cómo sacamos la cesta del globo, los quemadores, la vela, el gas, equipos de navegación, cosas que os iré explicando más adelante. Vamos equipando y montándolo todo hasta terminar de armar el globo, en una clase magistral que me imparten mis nuevos amigos globeros, aunque de vez en cuando me cae bronca porque soy poco disciplinado…
Después de mucho dudar (es muy tarde para despegar), decidimos hacer un vuelo nada recomendable, más que nada porque se nos ha echado el tiempo encima. Son las 10 de la mañana, y con este clima de fuerte calor se producen térmicas muy importantes que pueden estrellar el globo. Aún así, decidimos hacer un vuelo a baja cota cerca del río Culleras, sabiendo que la misión de hoy es familiarizarme con la mecánica de funcionamiento. Intentaremos cruzar este pedazo de río y aterrizar sanos.
En esta ocasión yo me ocuparé de los quemadores que lanzan una llama espectacular (gasta 100 litros de gas propano a la hora) … imaginaros que “llamón”. Prácticamente con los quemadores tienes que gobernar el globo, haciéndolo subir y bajar. La maestría de Ángel hace el resto, él me dice: “abre.. cierra .. más quemador, usa el doble quemador, cincos segundos de fuerte llama” … en fin, hago lo que me pide, pero aun no sé calcular las llamaradas y el globo se eleva demasiado .. Ángel tira de una cuerda, abre lo que se llama paracaídas y el globo por fin desciende. Después, con pequeños toques en los quemadores, Ángel afina la llegada a la otra orilla, y empezamos a arrastrarnos sobre el terreno. En esta ocasión está bastante despejado aunque hay hierbas altas, ramas y, al fondo, árboles.
El globo parece no detenerse nunca y lo peor es que Emilio se ha colocado donde no debía (siempre buscando, como buen profesional, la mejor toma). Está casi debajo del borde de la barquilla, arrastrándose, podría haberse roto las piernas. ¡Cómo corría el Emilio! (ja, ja, ja…!) no podía librarse de la trampa, estaba atado a la cesta y no podía soltarse. En el último momento, mientras Ángel maniobraba para parar el globo, yo consigo subirle las piernas y evitar un desenlace trágico. El globo, finalmente, se detiene. Emilio con las piernas enteras, yo con cara de susto en el fondo de la cesta, y el globo enredado entre los arbustos. Ángel concluye: “ha sido suave el aterrizaje y qué lujo de lugar para tomar tierra.” Emilio y yo le miramos, con cara de sorpresa, preguntándonos ¡cómo serán en el futuro! Por delante tenemos una pedazo de aventura, mi curso será acelerado, tendré que volar solo, y cuando lo consiga.. ¡a por el récord del mundo de vuelo en globo de aire caliente!
No nos aburriremos, por el camino conoceremos tribus y poblados muy aislados, paisajes increíbles, fauna y flora únicas … por daros algún dato, os diré que sólo en estos ríos hay 2.500 especies de peces, de las que 1.500 se comen. Una quinta parte del agua dulce del mundo está en la cuenca del Amazonas. ¡¡Es un lugar bestial!!
Amigos, estad atentos! Nos esperan muchas aventuras en esta expedición donde casi nada se puede predecir.
Jesús Calleja, cerca del Ecuador, a 2000 km del Océano Atlántico, en el interior de la selva del Amazonas.