Toma de decisiones importantes (2 de 3)
Seguimos rumbo a Tinje, otra aldea que se encuentra a 4.600 metros de altura. Está tan camuflada que casi nos la pasamos de largo. Las construcciones son del mismo color que la tierra y se confunde aldea con terreno. Está en perores condiciones que Simageoon, más aislada, y el viento es constante, y desolador. El ambiente es frío a todas horas del día y sus habitantes tienen que madrugar mucho todos los días para desplazarse a caballo a muchos kilómetros, buscar pasto para sus animales y recoger los excrementos de éstos para utilizarlos como combustible durante el largo invierno.
Una aldeana nos dice que los campos son cada vez menos productivos, ya que la tierra es mala, cada año hay más sequía, y los nutrientes de la tierra se están perdiendo, convirtiéndola en polvo, una constante en este villorrio. Decenas de caballos parten incluso de noche a buscar lo que aquí la tierra no da. Si esta situación se mantiene por mucho tiempo, se verán obligados a abandonar la aldea, como ya hemos visto en alguna ocasión a lo largo de nuestro camino, aldeas de las que sólo quedaban ruinas. La vida en el alto Dolpo no sólo es dura, sino que a veces obliga a desplazar aldeas completas en busca de lugares más fértiles. Después de algunas jornadas más sin aldeas, hemos remontado un larguísimo collado en un día especialmente largo en el que recorrimos 30 kilómetros. Cruzamos ríos por encima de su superficie helada, nos sacudió el frío viento de los pasos de montaña, y llegamos a lo alto del collado de Charka pass, desde donde contemplamos las vistas más espectaculares de toda la expedición hasta el momento. Vimos el Dhaulagiri una montaña de casi 8.200 metros. También divisamos la cordillera que separa el Dolpo del Mustang y un escalofrió sacudió nuestros cuerpos: esta abundantemente nevada, se nos antoja imposible para los yaks, no podrán cruzar esos altos pasos de montaña. Especialmente el de Kyekap la Pedí, que tiene casi la altura del Kilimanjaro.
Desconsolados, descendemos hacia la aldea de Charka Bhot, donde tendremos que tomar grandes decisiones sobre esta expedición. Charka Bhot es una aldea situada en un cruce de caminos: los que van al alto Dolpo, los que se dirigen al bajo Dolpo, los que cruzan al reino de Mustang, y los que comercian con el vecino país del Tíbet. Desde la distancia parece un castillo amurallado, con sus construcciones sólidas de piedra. Llegamos justo a tiempo de ser invitados a una boda, y solicitamos información del estado de los collados…
Nos dicen de sopetón que todos los collados están cerrados para los animales incluidos los yaks y que además, la ruta que nosotros queremos hacer, rumbo al Reino del Mustang hacia el este, es incluso imposible para las personas. Hace 15 días cayeron las primeras nieves preludio de lo que está por venir y los collados se encuentra llenos de espesa nieve y sobre todo hielo, lo que hace que toda actividad esté detenida. Ya no nos planteamos cruzar al Mustang por el este. Ahora lo que queremos es encontrar una manera de salir del alto Dolpo. El invierno está a las puertas y entonces sí que estaríamos inevitablemente atrapados. Al día siguiente vamos casa por casa buscando información y sobre todo ayuda. Estamos desesperados. Queremos salir de aquí.