Tierra de Fuego – Lugar Indómito (2/2): Jornadas de pesca
Será una aventura apasionante de exploración y escalada en pleno siglo XXI, pero antes hemos decidido, a propuesta de mi hermano Kike, irnos cuatro días de pesca. Sí, habéis leído bien, nos vamos a pescar. Según Kike, esta parte de la Patagonia (en especial Tierra del Fuego) tiene los mejores ríos trucheros del mundo, y como a nosotros nos gustan los lugares alejados, donde buscamos la aventura, pues nos hemos ido a pescar a un remoto lugar.
Primero conducción pesada por pistas, después en un pequeño barco de goma tipo zodiac, hemos cruzado el sexto lago más largo de América del Sur: el lago Fagnano, que tenía olas como en el mar. Alcanzamos la orilla homónima, y hemos montado un campamento en una pequeña bahía natural, a resguardo de los vientos constantes.
Aquí instalamos las tiendas y hemos hecho una hoguera. Hace frío y mucha humedad, pero estamos en un lugar paradisíaco. Un bosque milenario, lago, montañas, nubes elongadas típicas de lugares muy venteados, llamadas “lenticulares”, y un cielo rojo que da la sensación que se quema. Se refleja en el agua; el aspecto del paisaje es abrumador.
Llegamos al atardecer, pero con tiempo justo para salir por el lago a pescar. Amigos: no os podéis hacer una idea de cómo se pesca aquí. Tres tiradas y enganchas un truchón de más de tres kilos. ¡¡Os lo prometo!! Yo no soy pescador, pero esto es inusual. Hay tantos peces que entran solos a cualquier cebo. Es el paraíso de los pescadores. Mi hermano Kike dice que no ha visto nada igual, todas las capturas pasan de los tres kilos. Emilio y yo pescamos como máquinas y tenemos unas fotos increíbles. Por supuesto, todas las devolvemos al agua, menos una que nos hemos quedado para cenar.
Al regresar al campamento preparamos la hoguera y la cena. Una suculenta trucha con cebolla, y panceta que te “mueres” de rica. Mientras la cocinamos el zorro olfatea el aroma y se queda observándonos a muy poca distancia de nosotros, esperando un fallo de vigilancia para llevársela. Hay que estar atento o te quedas sin cena. Al fondo vemos los guanacos, una especie de llama. También escuchamos un “toc”, “toc”, es un pájaro carpintero gigante.
De verdad, amigos, esto es como sería el planeta Tierra en estado puro. Ni los animales se espantan. Creo sinceramente que hemos llegado al paraíso, si no fuera por las constantes lluvias que soportamos. El día ha sido precioso. Inmejorable, diría yo. A la luz de la hoguera charlamos con nuestros dos amigos argentinos que nos han traído hasta aquí, se llaman Miki y Adrián, dos forofos de la pesca que recorren los parajes más inhóspitos en busca de las mejores truchas y, sin duda, los han encontrado. Unos cafés, charlas, risas y a la cama, a nuestra tienda que soporta bien las lluvias, pues ahora cae sin parar.
Por la mañana hemos ido a explorar el lugar y, después de atravesar turberas, castoreñas, y bosques, descubrimos un río, que sólo ellos lo habían visto desde una pequeña avioneta. Es la primera vez que llegan por tierra, y está en estado puro. Le llamamos “Jurasic River”, porque nos da la sensación de estar caminando y explorando en el periodo jurásico. Todo es a lo bestia: nunca antes vi bosques de esta magnitud, y menos aún la gran cantidad de fauna salvaje.
Hoy el día ha sido largo y pasado por mucha agua. Ahora os escribo desde la tienda y está cayendo el diluvio universal. Emilio lee, Kike ronca, Adrián y Miki hacen lo mismo y yo, a las teclas, porque estaba nervioso por contaros todo esto.
Ushuaia, capital de Tierra de Fuego
Sin duda no se puede empezar esta aventura con mejor pie, estos días de pesca van a ser inolvidables. Después regresaremos a Ushuaia, la capital de Tierra de Fuego, considerada la ciudad más austral del planeta, a tan solo 200 km en línea recta del Cabo de Hornos, y a 1.000 km de la Antártida. Está a 52 grados latitud sur, es verano, pero la climatóloga es muy cambiante, lluviosa y nivosa.
En invierno todo está cubierto de nieve, y el mar helado. Es una preciosa ciudad pequeñita, cargada de encantos, en un enclave único rodeada de montañas por todas partes con glaciares perpetuos y un mar precioso.
Amigos, entramos en tierra de aventuras, y ya ha empezado la nuestra. Estar atentos que puntualmente, cada tres o cuatro días -si las condiciones del tiempo nos dejan- enviaré una crónica de nuestras andanzas en la cordillera Darwin. Y recordad que pronto lo podréis ver en Cuatro. En Desafío Extremo.
Jesús Calleja desde los confines de la tierra.