Ahora, si miro hacia abajo, negrura absoluta y si miro hacia arriba la nube de color amarilla que apenas deja pasar los rayos del sol, es como ir directos al inframundo donde decían los mayas que se iba, desde estos cenotes. Hay que estar bien templado para no estresarte: alcanzamos los ¡¡60 metros!! de profundidad, entrando en descompresión en mitad de la oscuridad y teniendo que volver a atravesar esa nube hiper tóxica, y hacer los tiempos de descompresión…
El aire a esta profundidad se termina muy rápido, son 7 bares de presión y en la misma medida se termina el aire. Entramos en casi media hora de descompresión. Hay que subir despacio, y hacer diversas paradas para la descompresión.
Vais a alucinar con las imágenes y los comentarios de María y míos pues vamos equipados con un sistema de sonido donde escucharéis la conversación y veréis imágenes increíbles, más bien irreales en la emisión de este programa de la serie Desafío Extremo de Cuatro.
Surge un problema... he hablado tanto por la máscara de comunicación que mi consumo de aire es muy superior al del resto de mis compañeros, y el tiempo está justo para la descompresión.
Por si fuera poco en la última parada de descompresión a 7 metros, al mirar hacia arriba, ¡¡¡ vemos un cocodrilo!!!, encima de nuestras cabezas, que nos está controlando, es de unos 2 metros de largo y muy intimidador. Como lo oís: en estos cenotes los cocodrilos a veces se dan una vuelta y hoy a tocado, porque aquí vienen muy pocas personas.
Hemos filmado algo increíble con la guinda del cocodrilo, que ha estado a tan sólo tres metros de distancia y me ha enseñado todos sus dientes para que me apartara.
En fin, que con nivel de adrenalina que estoy sufriendo, no gano para sustos y emociones, y me doy cuenta que estoy preparándome para uno de los Desafíos más serios de mi vida. Es una aventura extremadamente radical, donde no puede haber ni un sólo fallo.
Estad atentos porque aún quedan sorpresas que irán en aumento antes del desafío final: Bucearemos entre huesos y cráneos humanos de más de 1.200 años de sacrificios mayas, investigaremos y exploraremos por primera vez un cenote intocado, donde hay que hacer rápeles para llegar al agua de ahí que nadie lo haya explorado antes, entraremos en un sistema de galerías inundadas muy complejo y técnico, y además estará el Desafío Final: sumergirnos y bucear 1.200 metros de distancia entre un laberinto de posibilidades, con sólo dos botellas de forma autónoma en busca de la estalactita sumergida más larga del mundo, un reto muy pocas veces conseguido, y que sin duda alguna es el buceo más peligroso del mundo.
No os perdáis la siguiente crónica.
Jesús Calleja desde el infra mundo de los mayas