Continuamos nuestro viaje en Uganda, desde el sur, ahora hacia el oeste, junto a la frontera del Congo. Nuestro objetivo: alcanzar el Parque Nacional del Ruwenzori.
Apenas salimos del Parque Nacional de Bwindi, comienza otro Parque Nacional. Es grandísimo, le llaman la “perla de África”, y tiene una enorme variedad de animales, posiblemente de los de mayor biodiversidad de África. Por aquí transcurre la única pista polvorienta junto a la frontera del Congo, y lo que nos llama poderosamente la atención es que, junto a la pista, hay manadas de elefantes, antílopes, así como grandes rebaños de búfalos cafre, e incluso hipopótamos (es donde se da la mayor concentración del planeta). También hay monos de varias especies… en fin, es un prodigio de vida salvaje. Este enorme espacio se llama Parque Nacional de la Reina Elisabeth, y casi ocupa a lo ancho todo el sur de Uganda.
De camino al Parque Nacional del Ruwenzori, por estas pistas polvorientas, no deja de asombrarte contemplar tanta fauna africana. Una vez más, cruzamos la línea ecuatorial y nos desviamos hacia el oeste, casi paralelos al ecuador, donde se intuyen las estribaciones del gran macizo montañoso del Ruwenzori, con sus 110 kilómetros de largo por 50 de ancho, y con una elevación máxima de 5.109 metros, que es el Monte Margarita: ¡Nuestro Objetivo!
En una aldea llamada Mubuku, nos desviamos por una maltrecha y estrecha pista hasta alcanzar la última aldea, que se llama Nyakalengija; aquí se termina la pista y cualquier núcleo de población. Es la puerta de entrada al Parque Nacional del Ruwenzori.
Pasamos la noche en una pequeña casa de hospedaje, y muy temprano estamos en la RMS (Ruwenzori Mountain Services), validamos nuestros permisos de rodaje y entradas al parque, así como el permiso especial para alcanzar el Pico Margarita. ¡Todo correcto!
Ahora tenemos que contratar los porteadores; sin ellos es imposible adentrarse en la espesa jungla, y menos atravesar los fangales y alcanzar los hielos. Necesitamos una raza especial de personas muy fuertes que se llaman Bakonzo, son los habitantes de estas tierras e increíblemente fuertes. Estas montañas están vetadas para el resto de los Ugandeses por su extrema dificultad.
En esta pequeña aldea contratamos a estos porteadores y se nos amontonan decenas de ellos, cuando en realidad sólo necesitamos unos pocos. Pero es una de las pocas fuentes de ingresos: esperar a que lleguen turistas y hacer de porteadores, aunque la realidad es que son poquísimos los extranjeros que se acercan hasta aquí. Como muestra, en el mes pasado -que es el mejor para adentrarse en el Parque- sólo vinieron 28 personas, ni que decir tiene que a escalar el pico Margarita aún muchos menos. Y hay meses que no viene nadie. Sigue siendo de estas montañas olvidadas donde casi no se acerca nadie, pero que tiene una belleza virgen, brutal, casi intocada. Hay muchas actividades por hacer aquí.
Por esta razón nuestra llegada es un acontecimiento y todos esperan poder acompañarnos. Alguien organiza una especie de sorteo y de ahí salen los 16 porteadores que necesitamos. El resto, que son decenas, venidos incluso de otras aldeas, con resignación aceptan su suerte y dicen:”otra vez será”. Se tienen mucho respeto entre ellos, y los que hoy han sido elegidos ni siquiera se pondrán en la lista para los siguientes expedicionarios.